domingo, 27 de febrero de 2011

El fenómeno del amor. Capítulo VI : Lo que más quiero (3ª Parte)

De pronto, Alice le dijo a Will que la guiara hasta su cuarto, que le hacía mucha ilusión verlo, que sería gracioso y demás. Will aprovechó y fue mientras tanto a sacar las pizzas y a poner la mesa en el jardín.

- Ya he sacado las pizzas-dijo Will mientras entraba-. Deberíamos comerlas ya si no...
- ¿Es esto lo que yo creo?

Oh, vaya. Había encontrado su póster. Su póster de High School Musical.

- ¿Eh? No, en realidad...
- Es my bonito-dijo Alice-.

En él salían Troy y Gabriella en la escena del tejado de la tercera película (cuando Gabriella le enseña a Troy cómo se baila).

- ¿Te gusta High School Musical?
- No es mi película favorita, pero sí. Es una buena película. Bueno, en realidad no soy precisamente objetiva. Es que tuve un pequeño enfrentamiento con Vanessa Hudgens para el papel de prota en "Bandslam".

Will había visto la película. Era evidente a quién le habian acabado dando el papel.

- ¿Y cómo es que te compraste el póster? Quiero decir, hay alguna otra razón aparte de que te guste, ¿verdad?
- La verdad...-Will se armó inmensamente de valor- es que siempre había soñado con con bailar el vals de esa canción, "Can I have this dance", con una chica, si alguna vez... Bueno, si alguna vez me enamoraba.
- Muy bien, hagámoslo pues.
- ¿Qué? ¿En serio?
- Claro, ¿por qué no? Aunque no vayamos ambos de etiqueta-dijo, como en tono de burla-, si pones la música y el vídeo creo que podríamos intentarlo.

Así lo hizo Will.Aquel iba a ser sin duda uno de los más importantes momentos de su vida, y estaba muy nervioso por si la cagaba: podía pisarla, tropezar, hacer el ridículo..., o las tres cosas a la vez.

Para su enorme sorpresa, Alice empezó a cantar la canción, mientras ambos se cogían como en un vals. Will respiró hondo. Pero entonces la miró a los ojos, y el también se soltó. Resultó que bailaba bastante bien y, aunque, su habilidad para el canto dejaba bastante que desear, Alice no dejó de sonreír ni un momento. Y Will tampoco. Ambos estaban viviendo la experiencia más mágica de su vida hasta el momento.

Tras unos minutos de bailes y estrofas por la habitación de Will, la canción acabó. Will la dejó caer suavemente y con mucho cuidado. Se quedaron unos instantes mirándose el uno al otro, y luego la levantó.

El uno frente al otro de nuevo, ambos acercaron sus caras. Y fue entonces cuando el graciosillo hermano pequeño de Will, al que nunca le había gustado demasiado esa canción, les tiró un par de grandes globos de agua. Se empaparon enteros.

Empezaron a reirse a carcajadas, y volvieron a acercar sus caras. Y se besaron.

Aunque esta vez fue un beso mucho más romántico, apasionado, como uno de esos que se dan en las películas. O en las historias cutres escritas por adolescentes aburridos.

Despegaron finalmente sus labios. Nada ni nadie podía acabar con un sentimiento como aquel. Nada se interpondría entre Will y Alice, jamás. Juntos, lograrían alcanzar un amor como ningún otro.

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Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)