domingo, 13 de febrero de 2011

AMIGOS EN MADRID (I)

- ¡Vaya, si al fin ha llegado! Menos mal, empezábamos a estar preocupados por don puntualidad.
- Bueno, pero al menos lo hemos conseguido-dijo Miguel-. ¿No?
- Claro-dijo Carlos-. Por cierto, ¿has hablado con Alejandro? Sara y yo no sabemos nada de él desde hace días.
- Yo sí, me dijo ayer que estaría aquí para la comida-aclaró Miguel-.
- Ah, vale, entonces todo claro-dijo Carlos-.
- Qué, ¿hacemos algo en nuestro último día de estudiantes de instituto?-dijo Sara-.

Los tres rieron a carcajadas a la vez que empezaron a andar, casi dejándose llevar por los bellos caminos que atravesaban el parque.


Estuvieron paseando durante un buen rato, y luego se tumbaron en la hierba bajo uno de tantos inmensos árboles que abundan en el Retiro. Sobre la una y media, decidieron que sería hora de llamar a Alejandro para ver qué hacían.

Al final quedaron con él en un bar no muy lejos de allí. Con el pelo tan alborotado como siempre, Alejandro los esperaba ya en una de las mesas.

- Pero bueno, ¡ya era hora! ¿Por qué habéis tardado tanto? Un poco más y la mesa habría muerto de vieja.
- Hola a ti también, Alex-dijo Sara-.
- Bueno, a lo que importa, chicos-Miguel se preparó como para un discurso-. Este es nuestro último día, nuestro último día como adolescentes estudiantes de instituto. Mañana todos empezaremos una nueva etapa en nuestra vida, y…
- Habla por ti, piltrafilla-intervino de nuevo Alejandro-.
- Bueno-siguió Miguel. La cuestión es que he estado todo el verano pensando cómo sería el cambio del instituto a la universidad, de la adolescencia a la edad adulta, del…

- Madre mía, pero qué buena que está la tía que acaba de entrar.

- Oye, Alex, ¿te importa? Estaba hablando.

- Tú mismo lo has dicho, estabas. Mira a aquel grupo de la entrada.

Miguel y Carlos se giraron también. Sara simplemente se llevó la mano a la cara, como lamentándose.

- Esto es lo que pasa cuando una tía sale sólo con tíos.
- Parece que son extranjeros- dijo Carlos-. Y, a juzgar por sus ropas, de bastante al norte.
- Canadienses-dijo Sara-. Vamos, chicos, mirad la bandera: una hoja de arce roja sobre un fondo rojo y blanco.
- Buena observación. Me pregunto si sabrán hablar español.
- Oh, venga, Álex, déjalo ya, ¿vale? ¿Es que acaso quieres poner en marcha un experimento de los tuyos?
- Elemental, mi querida Sara. Deseadme suerte.
- Oh, vamos, Álex-dijo Carlos-. El español está muy…

Pero Álex ya se dirigía hacia allí.

- Extendido-terminó-.

Lo conocían desde hacía sólo unos meses, pero te bastaba tan sólo con unos días para hacerlo bien. Era el típico tío pasota, cuyo principal objetivo en la vida es ligar. Digamos que es una especie de Barney Stinson pero con la mitad de años, al estilo español y sin absolutamente nada de éxito. E iba cagarla. Otra vez.

- Hola, encanto-dijo Álex, dirigiéndose a una morena, alta y atractiva mujer del grupo-. Imagino que no entenderás ni una sola palabra de español, así que quiero que me prestes mucha tención a lo que voy a decir: quiero que tú y yo (CENSURADO POR EL ESCRITOR) y luego tu me (CENSURADO POR EL ESCRITOR) y yo te (CENSURADO POR EL ESCRITOR) y los dos (CENSURADO POR EL ESCRITOR) hasta el fin de los tiempos.

Al principio, los tres amigos pensaron que la extranjera no había entendido nada, pues puso cara de extrañada. Pero segundos después, lo que pasó fue digno de mencionar.

- Pues será mejor que te busques a otra chica, porque resulta que hablo perfectamente el español y no estoy por la labor de hacer todo eso que has dicho.

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Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)