sábado, 12 de febrero de 2011

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE (VI) : Segunda parte

La verdad es que estaba un poco asustada. No sabía a dónde pretendía ir Richard exactamente, pero supuse que la única forma de averiguarlo sería ir con él. Así que eso es lo que hice. Naturalmente, cuando él yo salimos no lo hicimos por la puerta principal, sino por una especie de "camino alternativo" que se había hecho. Pero aún así, pude ver de nuevo el nombre de aquel edificio. Richard llevaba tres meses alojado en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad: el JW Marriott. Yo soy de fuera, pero aún así recuerdo haber escuchado el nombre en más de una ocasión. Un pedazo de edificio con 21 plantas y lleno a rebosar de suites (de ahí todo lo que Richard tenía en "su" habitación).

Estábamos en el centro de los Ángeles. Richard conducía una especie de camioneta destartalada,y yo seguía igual de acojonada que al principio. Ser superdotado no siempre conlleva ser sensato.

- Te reto.
- ¿Qué? ¿A qué?
- A ver quien mata más zombis.
- Sí, hombre.
- Créeme. Es una muy buena forma de desahogarse.
- ¿Y si digo que no?
- Entonces ese asqueroso zombi de ahí al lado te matará en un par de minutos, como mucho.
- Está bien, pero que conste que no me hace ninguna gracia.
- Quien pierda, friega los platos.Aunque, dado que probablemente tendré más práctica que tú, te daré algo de ventaja. Aunque aún así..., yo de ti no me haría muchas esperanzas.
- Eso ya lo veremos-dije, al tiempo que le volaba los sesos a aquel zombi que se me acercaba.
- Vaya, no está mal. El tiempo empieza...¡ya!

Richard y yo salimos corriendo, cada uno en una dirección. Avanzábamos por calles paralelas (lo cuál ayudaba a no matarnos accidentalmente el uno al otro). Había zombis por todas partes. Yo yo los provocaba pasando por su lado para que me persiguieran y luego me los cargaba. La verdad es que he de admitir que Richard tenía razón. Matar zombis es una muy buena manera de desahogarse. Además, a la larga, sale más barato que un psiquiatra. Disparo por allí, disparo por allá... No se me escapaba ninguno. LLevaba ya 37, según mis cuentas.

Y fue entonces cuando me di cuenta de que me había atrapado a mí misma en un callejón sin salida. Aún me quedaban un par de balas, pero no eran ni mucho menos suficientes para la docena de zombis que se acercaban peligrosamente hacia mí. Apunté de la mejor manera que pude, pero sólo conseguí derribar a tres. De pronto, me fijé en un barril, que parecía de gasolina. Recé para que lo fuera, y disparé. Al instante, el barril explotó, abrasando a todos y cada uno de los zombis. O al menos eso pensaba.

Un extraño ruido hizo que me girara, para encontrarme cara a cara con uno de esos horribles monstruos. Quería escapar, pero el callejón era estrecho, y por muy lento que fuera el zombi jamás conseguiría huir de él sin que me mordiera, lo cual significaría mi muerte.

No sabía que hacer. El zombi se acercaba, ya estaba a sólo un par de metros de mí. Unos segundos más, y todo habría acabado. Y entonces... un sonoro disparo se escuchó en el callejón, y el zombi cayó. Cuando lo hizo, pude ver que Richard estaba detrás.

- Recuento final:50-dijo mientras se acercaba,riéndose-. Ah, y me debes una.

Me hubieran dado ganas de dejar ques se lo comiera, pero era el único ser humano en kilómetros y kilómetros a la redonda. E, inexplicablemente, aquel tío empezaba a caerme bien. Así que, antes de que pudiera darse cuenta, le quité el arma y me cargué a un demasiado sigiloso zombi a sólo unos segundos de morderle.

- Yo diría que no.

Al final, fue Richard quien se ofreció a fregar los platos. Viva el poder de persuasión femenino.

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Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)