martes, 31 de mayo de 2011

Cambio de planes

Como habréis podido ver, este mes he publicado pocas entradas con respecto a otros, y la frase que se supone es semanal lleva por lo menos tres semanas. Esto es por que ahora tengo menos tiempo, tanto para escribir como para buscar frases en español y en su correspondiente idioma original.

Y es por ello que he decidido cambiar, a partir del próximo lunes, lo de las frases por simplemente palabras (una por semana), al menos hasta que termine los exámenes. A ser posible, complicadilla. Lo divertido de esto será cuando intentéis pronunciarla unas diez veces seguidas y lo más rápido que podáis. Muchas de estas palabras las habré conocido en mi primer año de física en la universidad (es decir, este año). Espero que os gusten.

lunes, 30 de mayo de 2011

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE (XVII)

Sábado, 30 de julio de 2011 (segunda parte)

Querido diario:

Hoy ha sido un día extraño.

Cuando desperté a Richard para irnos, lo noté algo raro, todavía más de lo normal. Le pregunté varias veces, pero no quiso contestarme, hasta que casi acabé obligándole a hacerlo.

- Richard, no sé si lo recuerdas, pero hace un par de noches te conté algo que jamás pensaba contar a nadie. Confié en ti entonces, y necesito que tú confíes en mí ahora.
- Zoey, en serio, no tengo ganas de hablar de ello. Por favor, déjalo.
- No, Richard, no lo dejaré. De hecho-dije, haciendo amago de parar el coche-.
- No lo harás.
- Pruébame.

He de admitir que esa palabra, de fácil descontextualización,sonó un poco rara.

- Está bien, lo haré. Era un 29 de marzo de este año...
- Espera un momento, 29 de marzo... ¿no es el día en que...?
- Exacto. El día en que el virus escapó. Verás, por aquel entonces yo vivía con mi compañero de habitación, Harry, en el internado del que te hablé.
- ¿Pero no dijiste que vivías sólo?
- Todavía no he llegado a esa parte. Bueno,verás, Harry y yo...

Y entonces empezó a contar su historia.

"Era un 29 de marzo de este año, el día en que la infección empezó a propagarse. Sin saber nada, Harry y yo volvíamos sobre las nueve de la noche de una excursión en la playa. Subíamos andando por las escaleras principales del internado que en sólo unos minutos nos llevarían a nuestra habitación.

- Y entonces ese imbécil de Dan va y le dice "¿Quieres que te ayude con el sujetador?" Y la tía le pegó tal sopapo que casi lo envía a la otra punta de la playa-decía yo-.
- Vaya, eso habría estado bien verlo. Si es que a tíos como Dan habría que encerrarlos o algo así, no consiguen hacer nada más que daño a los demás.
- Ya, bueno, pero de todas formas no dejemos que el tío ese nos fastidie la vida, no se merecería tal satisfacción.
- Estoy plenamente de acuerdo.
- ¿Lo ves? Además, hoy es noche de...

¡¡¡¡¡¡Aaaaaahhhhhhhh!!!!!! -sonó un grito estridente, a sólo unas habitaciones de distancia.

Ambos corrimos en dirección a donde había sonado el grito. Cuando llegamos allí...

- Dios mío-dijo Harry-.
- ¿Pero qué...?

Era Dan. Y se estaba comiendo a una chica. Esta vez literalmente.

- ¡¡¡¡¡¡¡Kathy!!!!!!!-gritó la chica en la puerta-. ¿¡¡¡Pero qué has hecho, Dan?!!! Cómo has podido...

El tío se giró. No hacía falta un coeficiente intelectual demasiado alto para saber lo que estaba pasando.

Ni siquiera parecía él. Su cara entera se encontraba deformada y manchada de sangre. Ante la posibilidad de que esto lo lean menores y por si acaso mis queridos lectores están comiendo o son especialmente sensibles, me ahorraré ciertos detalles más bien desagradables.

Digamos que Dan se estaba poniendo las botas. Apenas quedaba nada de la tal Kathy.

- ¡Ey, tú!-pregunté a la chica en la puerta-. ¿Cómo te llamas?
- Yo... Sue-dijo, casi llorando-.
- Pues será mejor que corras Sue, porque este tío no parece muy amigable que digamos.
- No, yo no...

En aquel instante, el muerto viviente se levantó y comenzó a andar hacia la chica. Ésta se asustó más aún y salió corriendo, en busca de ayuda. Aunque no serviría de nada.

- ¿Harry?
- ¿Sí?
- ¿Aún tienes nuestro bate de béisbol?
- Afirmativo, Richie.
- Entonces nos vamos a divertir.
- ¿Estás loco?¿Piensas volarle la cabeza a Dan con el bate?
- Ehm... Sí, más o menos,ese era el plan.
- Ah, guay. Entonces me apunto. ¡¡Chúpate esta, Umbrella!!-dijo mientras sacaba el bate y me lo pasaba a mí, al tiempo que se enorgullecía de su grito friki-.

El zombi empezó a andar hacia nosotros, aunque apenas le di tempo para hacerlo.

- ¡Esto por lo de la clase de gimnasia!¡Y esto por el uniforme!-decía yo, mientras le golpeaba con el bate-. ¡Y esto por...!"

- ¿Y no te supo aunque fuera un poco... mal?
- ¿Por qué? Si era un zombi.
- Ya lo sé, Richard, pero horas antes era un humano como Harry, tú o yo.
- Créeme cuando te digo, Zoey, que no hay lugar para dilemas morales en un superviviente a un apocalipsis zombi. Y ahora, si no te importa, seguiré con la historia.

"La cuestión es que entre Harry y yo le dimos una paliza al muerto, y nos encargamos también de la chica,más que nada para evitarnos posteriores sorpresillas.

- Tío, en serio-decía Harry-. Nada de esto tiene sentido. ¿No dijiste que crear un zombi o un virus que te convirtiese en uno de ellos era...?
- Biológicamente imposible, sí, pero al parecer alguien lo ha conseguido. Y a saber cuántos más hay por ahí como él.
- Sí, no todo el mundo está tan bien preparado en la lucha contra zombis como nosotros.
- Y que lo digas, Harry. Y que lo digas.

Ambos nos sentamos en la cama de la habitación.

- Podríamos encender la tele, tal vez digan algo-dijo Harry-.
- Bueno, no es mala idea-dije-. Probemos a ver.

"Interrumpimos la programación para informar de un hecho sin precedentes en la historia de los Estados Unidos. La ciudad de Los Ángeles, en California, ha sido puesta en cuarentena, nadie puede entrar ni salir. Al parecer debido a una amenaza biológica de alta peligrosidad..."

- Je, imagino-decía Harry- que esta es la parte en la que tranquilizan a la población para asegurarse de que no cunda el pánico-. Menudos idiotas.
- Y tanto, si de todas formas da igual.El virus habrá escapado de un modo u otro, así que tanto da.

"A pesar de todo, intentaremos mantener informada a la población a medida que..."

Pero la luz se cortó. Me asomé por la ventana, y vi que había cortes de luz similares por toda la ciudad.

- Tenemos que irnos de aquí-dije, decidido-. Ya. Busquemos un lugar más seguro.
- Estoy contigo, ¿pero qué tienes en mente?

Pensé, durante unos instantes, y entonces llegué a la conclusión definitiva.

- ¿Qué tal un hotel de lujo?

domingo, 29 de mayo de 2011

Joshua Radin: Brand New day



Supongo que todos los estudiantes estaremos ya de exámenes, así que dedico esta canción a todos ellos, tanto si son de colegios, institutos, universidades... Porque esta es sin duda una época estresante, pero imagino que ya sabréis lo bien que se siente uno cuando acaba el curso, independientemente de los resultados,si te has esforzado, y más con la llegada del verano.

Especialmente para los que ayer empezaran el examen "mitjà" (nivel intermedio de valenciano), deciros que en las horas previas a un examen de esa magnitud lo mejor es NO HACER NADA, es decir hacer sólo cosas con las que disfrutes. En mi caso fue algo exagerado: me presenté a la primera convocatoria del mitjà después de un año entero estudiando y con mi horario de sueño habitual, y lo suspendí. Unos cinco meses después,tras un verano sin tocar el valenciano y acostándome la noche anterior del examen sobre las 5 y media o 6 de la madrugada (suerte que esta vez tenía el examen por la tarde) lo aprobé. Menuda estrategia, ¿verdad?

Bueno, en cualquier caso os hablaré de la canción:"Brand New Day", del cantautor estadounidense Joshua Radin. Comenzó a actuar en 2004 y muchas de sus canciones han salido en series tan famosas como "Bones" o "House" (siendo este el caso de "Brand New Day", que sonó, concretamente, en el decimocuarto episodio de la quinta temporada).

Pero lo curioso de esta canción es el videoclip que su autor, Joshua Radin, hizo con ella. Espero que lo disfrutéis:

martes, 24 de mayo de 2011

GUILFORD (XI)

A su llegada al instituto al día siguiente, Alan se encontró con sus dos amigos, Gabriella y Ryan.

- ¡Ey, Alan!- oyó la voz de Ryan-.¡Alan!
- Ah, hola, chicos. ¿Qué tal? Todo... ¿Todo bien?
- Bueno-contestó Gabriella- todavía algo extrañados por tu maratón de ayer. ¿A dónde ibas con tanta prisa?
- Esto, yo... Bueno, es que tenía unos asuntillos pendientes. Con mi madre, la mudanza y tal... Había quedado con ella para ayudarla, y se me había olvidado-improvisó Alan-.
- Oh, vaya-dijo Ryan-. Eso sí que es un hijo cumplidor.
- Escuchad, chicos. Siento mucho haberme ido así, tan de pronto, sin decir nada y eso.
- ¿Y qué tal te viene hoy?-dijo Gabriella-. Ya sabes, para quedar los tres. Si tienes hueco en tu agenda, claro.
- Ehm... Sí, claro, pero es que he de hacer algo esta tarde, y no sé cuándo acabaré.
- Pues apúntate nuestros dos números, si quieres. Nos llamas cuando acabes y vemos qué hacemos-dijo Gabriella-.
- Vale.

Así que eso es lo que hicieron. Ryan y Gabriella le dieron su número a Alan, y los tres entraron a clase. El día en sí no estuvo demasiado mal, al menos hasta que Alan se vio obligado a dejar a sus amigos tras ver a un extraño aunque conocido hombre esperando bajo la sombra de un árbol.

- ¿Alguna vez has pensado en que llamarías menos la atención si fueses vestido normal que con traje de chaqueta?-le dijo Alan a Chris-.
- Pues sí, pero tengo que llevarlo de todas formas. Las normas son las normas. Ven conmigo.

Alan siguió a Chris hasta un rincón apartado, a unas pocas docenas de metros del instituto, donde nadie pudiera verlos ni oírlos.

- Verás, Alan. Entiendo que no te fíes todavía de mí al cien por cien, pero tendrás que acabar haciéndolo. No voy a contártelo todo al aire libre, a merced de cualquiera que sepa un mínimo de espionaje.
- Ehm... Pues vale. Pero hoy ya estamos aquí. Así que dime lo que tengas que decirme.
- Muy bien. Veamos, por donde empiezo... Ah, sí. Desde los albores de la humanidad, siempre ha habido un pequeño grupo de humanos, escogidos no al azar sino por su fuerza y astucia, desde el mismo momento en que nacieron.
- ¿Y cómo se sabía exactamente lo fuertes y astutos que iban a ser si todavía no habían nacido?
- La lógica no te servirá en ocasiones como esta, Alan. Créeme, llevo años en esto. Sé de lo que hablo.

Una mirada de aceptación de Alan bastó para que Chris prosiguiera.

- Hace un siglo y medio, aproximadamente, allá por 1861,el doctor Thomas Berry fundó una organización llamada "Agencia de Investigación en lo Sobrenatural", cuyo fin sería luchar contra las fuerzas del mal fuera de lo normal e investigar acerca de este mundo y los secretos en él ocultos.
- Un momento, has dicho... ¿Berry? ¿Ese no es...?
- Mi apellido, sí. Thomas Berry fue mi tataratatarabuelo, a saber, el abuelo de mi bisabuelo y fundador de la AIS.
- Vaya, qué guay. Debes de sentirte orgulloso.

Dio la sensación de que Chris había sonreído, pero al cabo de unos instantes dejó de hacerlo para seguir hablando.

- Esos elegidos de los que antes he hablado... Digamos que son escogidos normalmente una sola vez por generación. Pero, extraordinariamente, el ciclo se rompe y surgen nuevos grupos cada pocos años, distribuidos por todo el mundo. Como ya sabes: uno por cada continente.
- E imagino que yo seré el del continente americano.
- Chico listo-dijo, tras lo cual continuó-. Cada elegido necesita un protector, un guardián que le indique el camino correcto, aquel que debe seguir para alcanzar su verdadero destino. En pocas palabras: asegurarse de que no se pasa al otro lado.
- Es decir...
- Al del mal, Alan. El del mal. Tú eres uno de los elegidos, y yo uno de esos guardianes. Y tu instrucción empieza desde ya.

domingo, 22 de mayo de 2011

Pereza: Estrella Polar



Para este domingo he escogido la canción "Estrella Polar", del grupo de pop español "Pereza". Sus componentes,cuyos nombres artísticos son Rubén y Leiva, han sacado un total de seis discos en los aproximadamente diez años que llevan en la música:"Pereza" (2001), "Animales" (2005), "Aviones" (2009)... Pero es el álbum titulado "Aproximaciones" (2007) al cual pertenece la opción musical de hoy, "Estrella Polar". Os dejo con el videoclip oficial y una foto de sus protagonistas. Espero, como siempre, que lo disfrutéis.

miércoles, 18 de mayo de 2011

UN NUEVO COMIENZO (III)

Le costó algo más de lo que pensaba,a pesar de que la habitación estaba prácticamente al lado de la suya, pero finalmente lo hizo.

Casey fue a tocar la puerta, cuando se dio cuenta de que estaba entreabierta. Sin estar del todo segura de lo que estaba haciendo, empujó la puerta y entró en la habitación.

Era extraño, pues parecía que no había nadie allí.

¿Hola?-preguntó, momento en el que cayó en que todavía no sabía el nombre del chico-. ¿Hay alguien?

Con algo de miedo por estar haciendo algo malo, Casey avanzó unos pasos por la habitación. Nada más entrar por la puerta a la derecha estaba el baño.

A la izquierda, en la pared,había algunos pósters: las Cataratas del Iguazú, las playas de Cancún, el Himalaya... Lugares con los que ella y su familia habían soñado en ir alguna vez, si hubieran tenido más dinero... Y más tiempo.

Según te aproximabas a la ventana, veías una pequeña cama con una mesilla de noche. Y en ella Casey distinguió un libro: "Harry Potter y las Reliquias de la Muerte". Aquello le gustó mucho, pues Casey había sido desde siempre una gran fan del joven mago.

En aquel momento, una figura entró por la ventana abierta, y Casey casi se muere del susto. Hasta que comprobó que era aquel chico.

- Oh, vaya, lo siento-decía él-. ¿Te he asustado? Es que estaba haciendo unas cosillas en el ático y...
- No, no te preocupes. Soy yo la que siento haber entrado aquí cuando no estabas.
- ¿Qué? Oh, vaya, ¡menuda tontería! Pero si había dejado abierta la puerta justamente para eso.
- Quiere decir eso que... ¿sabías que vendría?-preguntó Casey, extrañada-.
- En realidad no lo sabía. Más bien lo esperaba. ¿Quieres sentarte, o algo de comer o beber? Creo que tengo...
- No, no. Es igual. Verás, es que las galletas estaban muy ricas, pero me han dejado sin hambre para nada más.

Ambos se quedaron en silencio durante unos segundos, sin saber qué decir.

- Por cierto, me llamo Jim-dijo primero el chico-.
- Y yo Casey.
- Bonito nombre.¿Quieres que te enseñe lo que estaba haciendo, Casey? Si quieres, puedo guiarte hasta el ático. Creo que te gustará.
- Vale.

Así que Casey siguió a Jim.

- Verás-decía él, mientras ayudaba a Casey a salir por la ventana. Se trata de una especie de cabaña en un árbol,uno gigantesco, que lleva aquí décadas y una de cuyas ramas llega hasta justo la cornisa del ático.
- Y no es... ¿peligroso?-preguntó Casey-.
- Oh, no, para nada. Todo cuanto debes hacer es subirte a la especie de tirolina que he hecho y deslizarte por la cuerda hasta que llegues a la cabaña. Créeme, está bien sujeta. La reviso todos los días.

Una vez llegaron al ático, Casey se quedó maravillada ante la vista que pudo contemplar.

- ¡Vaya! Si es... precioso.
- Pues entonces espera a ver lo mejor-dijo, mientras preparaba la tirolina-.
- Jim, yo... me gusta mucho todo esto, en serio. Pero no sé si seré capaz.
- Nadie va a obligarte a que lo hagas si no quieres, pero voy a enseñarte cómo se hace de todas formas.

Jim se puso un casco, se colocó encima de una especie de trineo de madera enganchado por un arnés a la cuerda y se deslizó por ella. En unos pocos segundos, ya había llegado al otro lado. Parecía fácil, aunque aquello no disipó el miedo de Casey en absoluto. Son las desventajas del vértigo arrastrado de generaciones predecesoras con miedo a las alturas.

Pero entonces miró hacia la cabaña: parecía un sitio estupendo. Y a Jim le haría mucha ilusión enseñárselo. Así que reunió el suficiente valor, cosa que Jim pareció notar, pues tiró de una cuerda y puso el trineo al alcance de Casey. Se puso uno de esos cascos y se lanzó a la aventura.

Y resultó que aquello le gustaba, tanto que ni siquiera se dio cuenta de que estaba empezando a coger demasiada velocidad.

- ¡Espera, Casey! Baja un poco los pies para fre...

Tarde. Casey llegó a la cabaña sana y salva, pero a tal velocidad que tropezó y cayó sobre Jim, quien recibió realmente todo el impacto. Ambos quedaron uno encima del otro, con sus caras a pocos centímetros, durante unos instantes.

- ¡Dios mío! Lo siento, Jim, de verdad. Yo...
- No, tranquila-decía el chico, con la voz entrecortada y algo de dificultad para respirar-. Estoy bien. La culpa es mía por no habértelo dicho antes.

Casey se levantó, y ayudó a Jim a levantarse. Tampoco debía de haberle dolido tanto, pues al cabo de unos segundos estaba como si nada hubiera pasado.

- Ven, Casey. Sígueme y te ayudaré a subir.
- ¿Subir? ¿Más? ¿A donde?-preguntó Casey, extrañada-.
- Al mirador.

domingo, 15 de mayo de 2011

Miley Cyrus: The climb



La popular cantante y actriz estadounidense Miley Cyrus será la protagonista de este domingo musical, con su famosa canción "The climb".

La canción está incluida dentro de la banda sonora de "Hannah Montana: La película". Hace poco vi esta película entera por primera vez, y me di cuenta de que, en el fondo, esta canción lleva un mensaje muy importante, y que todos deberíamos tener en cuenta. "Porque la vida es una larga y a veces dura escalada, pero la vista... la vista es fantástica". Y así es como os presento el videoclip oficial de "The climb". ¡Que lo disfrutéis!

sábado, 14 de mayo de 2011

Poderes

Me llamo Ryan, Ryan Chase. Y he de advertirte de unas cuantas cosas antes de que sigas leyendo este relato. La primera: no soy como un adolescente normal. Soy diferente, en un sentido especial: tengo poderes. Sí, en serio. Así que mucho cuidado cuando bromeemos sobre la gente como nosotros. No todo el mundo tiene tan buen humor como yo.Y créeme cuando te digo que hay bastantes más de los que crees,lo que pasa es que a la mayoría no les gusta ser lo que son y prefieren ignorarlo de por vida antes que enfrentarse a ello. A no ser que se les provoque, en cuyo caso la habrías cagado.

Que conste que te he avisado, así que allá tú.

La segunda: no recomiendo ninguna de las locuras que yo hice y os voy a contar, especialmente si no tienes poderes. Si ya duele con ellos, no imagino sin tenerlos.

Seguro que ya te estarás preguntando: ¿y cómo se supone que te llegaron esos poderes? ¿Acaso te acostaste normal un día y al siguiente despertaste levitando en la cama? Pues sí, justamente eso. Pero aquello sólo fue el principio de un día muy extraño. Al salir de mi cuarto, fui a cerrar la puerta y la arranqué de cuajo. De camino a la parada del autobús hacia el instituto, me empecé a notar resfriado y estornudé a la altura del coche del vecino. Abrí los ojos tras el estornudo, y el coche ya no estaba allí. No fue hasta unos días después cuando descubrí que había puesto el primer coche en órbita. Pero aquello, unido a la invisibilidad cuando los vecinos salieron a ver qué había pasado, o la hipervelocidad cuando vi que perdía el autobús, o el hecho de que pudiera atravesar la pared de clase como si nada, empezó a hacerme pensar que me estaba pasando algo raro.

Para empezar, no sabía cómo explicaría lo del coche, la puerta rota, el pobre chaval que me vio atravesando la pared (y a juzgar por la expresión de su cara, de hecho, le causé un trauma de los grandes) y, en general, todo lo que estaba pasando, a mis padres, y sobre todo a Rachel, mi novia. No quería acabar como uno de esos tíos mutantes que secuestran agencias secretas del gobierno para experimentar con ellos, ni sentirme obligado a ir por ahí, de ciudad en ciudad salvando el mundo sin tener tiempo ni para estar un poco con mis seres queridos, y mucho menos ponerlos en peligro.

La cuestión es que llegué a clase. Nadie excepto aquel chico me vio, y me escabullí rápidamente a mi pupitre, no muy lejos de la puerta. Por suerte, cuando el profesor se giró yo ya estaba sentado, y fue entonces cuando empezó a pasar lista. Me había sentado, como siempre, al lado de Rachel.

Me quedé, durante unos instantes, allí inmóvil mirándola. Era tan bella: rubia, con el pelo largo recogido con una cinta, ojos verdes, nariz y bocas perfectas, como el resto de ella. Era, sin duda, lo que había querido siempre, aún antes de saberlo: era simpática, inteligente, divertida… En un solo instante, reviví el momento en que ella me correspondió, aquel día que fuimos juntos a tomar un picnic. Habíamos sido amigos durante mucho tiempo, prácticamente inseparables, hasta entonces. Cuando llegó la puesta de sol, ambos nos miramos. Yo llevaba ya meses enamorado de ella, pero siempre me acobardaba por el miedo a perderla, y no decía nada. Hasta que no hicieron falta las palabras. Bastó una mirada de Rachel para comprender que ella sentía lo mismo por mí: amor. Dulce aunque algo torpemente, ambos encontramos nuestro primer beso, y descubrimos que juntos compartiríamos aquel sentimiento tan maravilloso que es el amor.

Y luego nos cagó un pájaro en la cabeza. En mi opinión, la escena habría quedado bastante más bonita si esa inoportuna ave hubiese aguantado un poco más.

-Eh,Ry-me susurró Rachel-. Me parece que han dicho tu nombre.

Me sentí como si despertara de un sueño.

-¿Ryan Chase?- la impaciente voz del profesor me devolvió definitivamente a la realidad.
-Eh, sí, aquí señor.

martes, 10 de mayo de 2011

¡Vuelve Trece!


Como dice el título: Olivia Wilde, más conocida como la doctora Remy Hadley (más frecuente llamada por su apodo,Trece), vuelve a House en el episodio que hoy se estrena en Fox. Y por fin descubriremos qué pasó cuando se fue en el primer episodio, y por qué mintió sobre ello cuando lo hizo (o al menos eso espero).

Que conste que publico esta entrada a las 22:00 (hora del estreno del episodio) para que nadie me mate por contar spoilers.

¡Bienvenida de nuevo,Trece!

Tom y Nicole; la gran aventura (VIII)

Nicole hizo lo imposible por moverse, pero no lo consiguió. Aquel hombre levantó la mano, y con una leve sacudida de su mano lanzó a la chica a la otra punta de la habitación. Nicole fue golpeada contra la pared, cayendo posteriormente al suelo y casi retorciéndose del dolor.

- ¡¡Nicole!!-gritó Tom, corriendo hacia su amiga-.
- Así que eres tú. La hija de Wildfire. Cuánto has crecido-decía aquel hombre-.
- Oiga, sea quien sea déjenos en paz, no...

De pronto, Tom tuvo la sensación de que le faltaba el aire. Al principio un poco, hasta casi ahogarse. Luego, fue lanzado hacia la puerta.

- Tu amiguito tardará un rato en volver a molestarnos, así que tenemos tiempo para hablar. Dime dónde está.
- Yo...-jadeaba Nicole-. No sé de qué me habla, en serio.
- Por qué será que no me sorprende. Tan testaruda y estúpida como sus progenitores. Veamos... ¿cómo podría ayudar a recuperar tu memoria? Ah, sí... Puede que esto sirva de algo, ¿no crees?-dijo, Mientras sacaba una pistola-.
- No, por favor...
- Te lo preguntaré una vez más, niñata. Y quiero la respuesta correcta-dijo mientras cargaba la pistola-. Dónde tienes la piedra.
- Detrás...
- ¿Qué?
- Detrás... Justo detrás de ti.
- ¿Qué? ¿Pero qué...?

Tom le partió una silla en la cara, haciendo que aquel hombre soltara la pistola y cayera al suelo, inconsciente. O al menos eso pensaban.

- Gracias...-decía Nicole-.
- No hay de qué. Nunca subestimes el poder de un Yelnats.

Nicole rió, tras lo cual miró a Tom.

- ¿Y qué hacemos ahora?-dijo-.
- No lo sé.
- Todavía no me lo explico,¿cómo sabía este tío lo de la piedra? ¿Y por qué era tan importante para él? No tiene ningún sentido.
- Tal vez podríamos...-dijo Tom, advirtiendo que el hombre ya no estaba donde lo habían dejado-. ¿Pero dónde...?

- ¿Sabéis?-Atacar por la espalda es de mala educación. Y el golpecito que me habéis dado con la silla me ha dolido, sí. Pero ni comparación con lo que os va a doler esto.

Se levantó, extendió los brazos y la habitación entera empezó a moverse, temblando. Como si se tratara de un terremoto.

-¿Tom?¿Tom estás sintiendo eso? Me parece que es un terremoto-dijo el compañero de Tom mientras entraba en la habitación-. No sabía que Gales era...

Al entrar, vio a aquel hombre y su mirada lo dejó casi igual de paralizado.

- ¡Kevin!-le gritó Tom-. ¡Kevin, vete! ¡Y llama a la policía!
- De poco os va a servir, cretinos. Dadme lo que os he pedido ya, o me veré obligado a hacerlo por las malas.

La habitación entera era sacudida como si la de una casa de muñecas se tratase. Parecía como si el edificio entero fuera a desmoronarse de un momento a otro. Hasta que, finalmente, lo hizo.

El techo se desprendió, y docenas de cascotes empezaron a caer sobre el hombre, que acabó casi enterrado.

- Tom, deberíamos irnos. Sé que te parecerá una locura, pero si nos quedamos aquí y hay más como él, sabrán dónde encontrarnos. Cogeremos unas pocas cosas, y...
- No...-se oyó una siniestra voz tras ellos-. No tenéis ni idea de con quien os habéis metido.
- ¡¡Corre, por la ventana!!-gritó Tom.

Los dos amigos corrieron hacia el hueco de la ventana y saltaron por ella, cayendo sobre los arbustos que había unos tres metros más abajo. Doloridos, se levantaron y corriendo, huyeron de allí, en dirección al bosque. Cualquier lugar sería más seguro que su antiguo hogar.

domingo, 8 de mayo de 2011

The Rembrandts: I'll be there for you



Para este domingo he escogido una canción que supongo muy conocida, al formar parte de la banda sonora original de Friends, la famosa y divertida serie con la que todos nos hemos reído. Se trata de I'll be there for you, una canción escrita para la serie y cantada por el grupo de nombre "The Rembrandts".

"The Rembrandts" fue un grupo de pop-rock norteamericano, fundado en 1989 por Phil Solem y Danny Wilde y que incluyó "I'll be there for you" en su primer disco, "The Rembrandts" (1990). Aún en activo, han sacado muchos otros discos, como "LP" (1995) o "Greatest hits" (2006). Os dejo con el videoclip que Phil y Danny grabaron junto a los protagonistas de la serie "Friends". ¡Espero que os guste!

sábado, 7 de mayo de 2011

¡¡¡FELICES 109!!!

¡Y ya llevamos ciento nueve! Es menos predecible que un número exacto como cien (y también tiene algo que ver con que no me ha dado tiempo a terminar la historia antes, y quería hacerlo bien y sin prisas), pensad en que el 109 también tiene algo especial: si sumas su primera y su última cifra, te da las dos primeras. ¿A que mola?

Bueno, a lo que íbamos, unos cinco meses y ciento nueve entradas después, he logrado terminar mi primera historia, "Sin título" (se aceptan sugerencias para cambiar el título por otro más específico), cuyo final os pongo a continuación:

"Han pasado casi veinte años desde aquel día. Muchas cosas han cambiado desde entonces aunque, en cierto modo, todo sigue igual que siempre.

Tras la graduación, Jake estuvo todo el verano tratando de encontrar algo que le interesara, hasta que ese algo captó su atención. Resultó que a finales de julio del mismo año se celebraba un concurso de preguntas sobre series para expertos. El premio para el ganador era bastante llamativo, todo hay que decirlo: 50.000 dólares canadienses, nada más y nada menos.

A decir verdad, la cosa estuvo muy reñida, sobre todo con preguntas como "¿Cómo se escribe la palabra "ornitorrinco" en idioma visitante" (de la serie V) o "Describe detalladamente el muro en el que D.Gibbons había escrito todas las predicciones" (Flashforward) o "¿Cuántos personajes de la serie han muerto hasta ahora? (Crónicas Vampíricas), que tanto Jake como su más avispado contrincante contestaron a la perfección. Finalmente, todo lo decidió una pregunta clave: ¿En qué episodio se desvelan más datos acerca de las vidas de los personajes protagonistas de la serie? (El Mentalista). La verdad es que el contrincante de Jake perdió por poco, pero la cuestión es que fue nuestro amigo el que acabó ganando el gran premio.

Pero lo más curioso es que, al ganar el premio, decidió montar una especie de campo de esos de Paintball. "Va a ser el mayor al oeste del Gran Norte Blanco" decía él. Y tenía razón, pues acabó siendo uno de los campos de paintball más famosos de toda Norteamérica, reconocido y prestigioso donde los haya en la actualidad. Al final, había encontrado ese algo, un algo a lo que dedicarse el resto de su vida.

Y lo gracioso fue que uno de sus primeras clientes resultó ser una chica tan extravagante y loca como él. Tanto, que todos estábamos convencidos de que era cuestión de tiempo que se enamoraran. De hecho, tan sólo cinco años y medio después de la graduación, Jake y Norah (que es el nombre de la chica) se casaron en una ceremonia cuyos detalles no revelaré por respeto a ambos (no fue su culpa, pues no estaba previsto que el chico-antorcha entrase tan pronto).

Bueno, la cuestión es que se compraron una de esas viviendas casi en mitad del monte y se instalaron cerca del campo (a unos pocos kilómetros de la ciudad de Vancouver), el cual dirigen desde entonces con un gran éxito. Norah y Jake son la pareja perfecta, no hay duda, pero a veces te da miedo pensar en la clase de ideas que podrían surgir entre dos mentes tan extrañas y desconocidas a nivel antropológico como las suyas. En cualquier caso, ambos son muy felices y los demás lo somos por ello.

Por su parte, Riley se metió a actor y actualmente participa en comedias junto a algunos de los mejores actores y actrices del momento. Incluso ha llegado a grabar películas de acción y aventuras, comedia y algún que otro romance en "Las aventuras del Dr.López", una saga que Riley protagoniza junto a Dan Selling (el primo de Mark Selling, más conocido por ser en su día "Puckerman" en la serie Glee) y Ever Gabo, la hija de Milla Jovovich (de Resident Evil, sin duda la mata-zombis más famosa de la historia). Y todo bajo la dirección de una de las más famosas y reconocidas a nivel internacional directoras de cine: Laura López Zunzunegui (procedente de España), cuya participación en el guión hace de sus películas auténticas obras de arte. En casa, prácticamente nos las sabemos de memoria. Y es que un estudiante de medicina súper-fan de la serie House en busca de reliquias y misterios por todo el mundo y acompañado por sus dos leales e intrépidos amigos... Eso sí que tiene gancho.

A Rachel le costó algo más decidirse sobre su futuro profesional, pero al final acabó decantándose por la pintura artística. Sí, de esas que se encuentran en exposiciones y demás. Se le da muy bien, incluso tiene una tienda en la que ha vendido cientos de sus cuadros, sino miles. Se ve que la idea le vino cuando leyó una especie de blog en Internet sobre pintura (que resultó ser de la madre de la famosa directora de cine que he nombrado anteriormente, la cual era y es aficionada a la pintura) y le pidió consejos. Consejos que le sirvieron para convertirse en una de las pintoras más influyentes del primer tercio del siglo veintiuno. Porque nuestra Rachel lo vale.

Riley le propuso matrimonio a Rachel en medio de una de sus cenas con famosos representantes de la industria del cine, en un restaurante de lujo. Rachel enloqueció al verlo. No es que no quisiera casarse, pero estaba tan contenta que no sabía cómo reaccionar, y al levantarse empujó sin querer a uno de los camareros, que llevaba un bol enorme de tomate para acompañar, para toda la mesa, y que fue a parar justo a la cabeza del más importante de los representantes, al que había costado horrores convencer para que Rachel pudiera ir a la cena. La escena fue tan graciosa que hasta él se rió, e incluso llegaron a hacer una película, una comedia romántica titulada "Zafarrancho de tomate" (2020), que alcanzó un éxito abrumador (de hecho, se convirtió en una de las películas más exitosas de la historia). Increíble, ¿verdad?

La cuestión es que Rachel aceptó, y se casaron meses después en un bonito y recóndito hostal en medio de las Rocosas Canadienses. Lo curioso era que a Riley le hacía ilusión que ambos fuesen en caballo hasta el altar, cosa que acabaron haciendo. La boda en general estuvo muy bien,muy divertida y entretenida. Pero hubo algo que sobraba. A ver si lo recuerdo... Ah, sí, fue el momento en que a uno de los caballos se le fue la olla y le dio tal coz a Riley que lo envió a la otra punta de la montaña, por cuya ladera rodó hasta caer en el lago y cubrirse de, básicamente barro y, bueno... defecaciones animales.

Aún después de todo aquello, ambos pudieron proseguir con la boda (pues resultó que Riley salió milagrosamente ileso, aunque a partir de entonces ya no le gustaran tanto los caballos) y, aunque las últimas fotos de la boda no salieron tan impecables como las primeras, ambos estaban radiantes. Fue sin dudarlo, una boda que jamás olvidaríamos.

Respecto a Remy y yo, ambos pasamos el verano de vacaciones en Vancouver: playa, esquí acuático (¡sí, en serio!), esquí de montaña y un romántico picnic en el famoso e idílico Stanley Park, entre otras muchas cosas. Fue un verano genial.

Con la llegada del otoño llegó la despedida temporal, o al menos eso pensaba en un principio. Remy se marcharía a estudiar la carrera de Medicina a la Universidad de Toronto, la mayor del país. Yo quería estudiar Física en el Instituto de Astrofísica Teórica, también en Toronto, aunque pensaba que no entraría por la nota de corte (¿desde cuándo hay tanta gente queriendo ser físico?). Pero menuda fue la sorpresa de que, en el último momento, uno de los estudiantes admitidos cambió de idea y yo pude entrar.

Aunque, aún así, la dificultad de nuestras carreras y el hecho de que estuviésemos en lados opuestos de la universidad impedía que nos viéramos demasiado. Sin embargo, aquello no evitó que la universidad entera decidiera proclamarnos al final del primer año "la pareja modelo". Nosotros nos reíamos con ello.

Ambos encontramos duras nuestras carreras, pero en unos años logramos terminarlas. Y, aunque Remy no estaba demasiado segura de qué hacer a continuación, la decisión que tomó la convirtió, años más tarde, en una gran médico,famosa en la ciudad, y con sólo treinta años. Hoy, tiene una clínica en la zona centro de Vancouver (donde nos alquilamos un piso tras acabar la universidad) y en ella ayuda y cura a docenas de pacientes todas las semanas. Le ofrecieron un puesto en un hospital, con el doble de sueldo y un horario mejor, pero prefirió rechazarlo, pues según dice, los hospitales le agobian.

En lo que respecta a mí, en cuanto terminé la carrera de Física hice varios trabajos de investigación y me especialicé en la astrofísica de partículas, e incluso conseguí un puesto de ayudante en un laboratorio, casi clandestino, algo más lejos del centro. En un determinado momento, mi jefe me recomendó que abriera mi propio departamento, pues ya estaba, según él, preparado para realizar las investigaciones en solitario. Acepté, aunque seguí pidiéndole ayuda en muchos aspectos.

Sin embargo, al contrario que a Remy (a quien le encantaba y le encanta leer), yo no conseguía encontrar un hobby así. Al menos hasta que encontré ese blog en Internet, "Aquí Ágora", y uno de sus blogs enlazados, "Historias de un wildcat". Me quedé de piedra al averiguar que ambos eran de parientes de la directora de cine que ya he nombrado en repetidas ocasiones (del padre y el hermano mayor, respectivamente) Caray, menuda familia. Y hay algo que me dio incluso miedo: había una historia que relataba una muy parecida a la que Remy y yo (además de Riley, Rachel y Jake) habíamos vivido,titulada "Sin título" y me entraron ciertos escalofríos. Pero por otro lado pensé: somos tantos en este mundo, que alguna pareja tendrá que haber a la que haya pasado algo parecido a lo nuestro, ¿no? Al menos eso espero, por el bien de la continuidad temporal.

Esperad un momento, hay algo que todavía no os he contado. Cómo nos comprometimos Remy y yo. Bien, fue en la universidad. Un día cualquiera, la llamé para que viniera a mi clase, donde estábamos haciendo ciertos experimentos peligrosamente inflamables. Así que le di allí la sorpresa, con estudiantes vitoreándonos desde las ventanas, los pasillos,en el mismo laboratorio... Ella me dijo que sí, tras lo cual, y entre gritos y aplausos, nos abrazamos y nos dimos uno de esos besos de película. Pero me emocioné tanto, que me acerqué demasiado a uno de nuestros experimentos, y después... Bueno, digamos que os hacéis una idea, ¿no? (Tranquilos, no hubo heridos).

Por cierto, en cuanto a Willow, la hermana pequeña de Remy, terminó el colegio, el instituto y se licenció en Ciencias Medioambientales hace unos cinco años. Ahora se encuentra en Australia, ayudando a un equipo de investigación y de protección del medio-ambiente,donde al parecer conoció a un neoyorquino simpatiquísimo y... Bueno, y ahora están saliendo, creo. Y por cómo van las cosas, yo diría que se quieren de verdad.

Remy y yo nos casamos el 24 de octubre de 2017, en una playa de esas apartadas de la civilización, lejos de cualquier ciudad. Era un día nublado. Ella llevaba un precioso vestido blanco y, aunque yo no me veía tan bien, ella decía que mi traje me hacía muy atractivo.

Jake, Riley y Rachel se encargaron del espectáculo (su "We are the champions" será, sin duda, recordado a lo largo de muchas generaciones, casi tanto como el "Thriller" de Norah). Mejor no preguntéis por este último. Rachel fue la dama de honor, igual que Remy lo había sido en la suya y en la de Jake y Norah (quien parecía estar en un concierto de Lady Gaga en vez de una boda), a petición de Rachel, pues por aquel entonces ella no se veía preparada aún para serlo.

Nos casamos descalzos y a pocos metros de la orilla. En cuanto nos hubieron casado, nos besamos con fuerza, pero al parecer se nos fue algo la mano.

- Eh, chicos, ¿podríais parar un momentito? Es que es para...
- Oh, sí, claro. Perdona-dijimos los dos.

El fotógrafo nos hizo la foto (¿A que no os lo esperabais?) de casados, y nosotros nos dispusimos a bailar nuestra canción: "You're still the one". Ambos habíamos estado yendo a clases de baile, así que nos salió todavía mejor que en el baile de fin de curso del instituto. Fue tan mágico...

No podía sentirme más feliz, en serio. Estaba allí, con la gente que más amaba: mis mejores amigos, mi familia y la mujer de la que estaba perdidamente enamorado. Y tenía toda una vida por delante para disfrutarla con todos ellos a mi lado.

Así que nos casamos y, tras una breve aunque perfecta luna de miel por Europa, ambos volvimos a Vancouver, donde reunimos el dinero suficiente para comprarnos una casa a las afueras de la ciudad bastante más grande que el piso en el que habíamos estado viviendo tras los estudios.

Remy y yo nos establecimos y, a los pocos años, ella se quedó embarazada. Y, bueno, supongo que el resto ya lo sabréis.

Y esa, chicos, es la increíble aunque verídica historia de cómo me correspondió vuestra madre. ¿Chicos?

- Lo suponía, se han dormido. ¿Crees que lo he hecho demasiado largo, Remy? Porque si es así, podría modificarlo.
- No, cariño, no hace ninguna falta. Es viernes,Sam, y los niños estaban cansados. Pero tu historia es perfecta. En mi opinión, deberías mandarla.

Mientras escribo esto, sonrío y miro hacia donde se encuentran mi mujer, y nuestros dos hijos (Neil,de seis años y Cobie, de ocho). Sin duda, han heredado la belleza de su madre.

- Y la inteligencia, no te olvides de la inteligencia. Puestos a elogiarme...

Ambos reímos, y la miro. Han pasado unos veinte años desde que supe que ella también me amaba. Unos veinte años enamorados el uno del otro. Y, lejos de disminuir, aquel sentimiento aumenta a cada día.

Vuelve a tumbarse, apoyando la cabeza en la almohada entre los niños. Un pequeño rayo de sol ilumina su bello rostro. En la pared encima de ella, distingo una foto, y a sus ocupantes a la perfección. Cinco chavales recién graduados que comienzan a vivir, vestidos con unas togas de lo más ridículas, y sonrientes como si todo problema en el mundo hubiera desaparecido. Veinte años y, en cierto modo, aún seguimos siendo esos chavales.

Justo al lado,se encuentra una foto echa en una de las últimas celebraciones de Acción de Gracias, en el salón de nuestra casa: Jake, Norah, una Rachel embarazada de dos mellizos que nacerían tan sólo unos días después (una niña,Sarah, y un niño, Jacob), Riley (más conocido ahora como el Dr. López), Remy con Cobie en brazos y yo con Neil, y Willow trinchando el pavo. Y todos igual de sonrientes que en la anterior foto.

Sonrío una vez más. Dejo esos garabatos que pretendo convertir algún día en libro en el escritorio de la habitación. Vuelvo a la cama, y despacio para no despertar a nadie busco un hueco en ella.

Beso suavemente en la frente a mis dos hijos. Remy me mira con los ojos entreabiertos, sonriendo y me dice:

- Eh, ¿y yo qué?

Ambos sonreímos, acercamos nuestras caras y nos besamos dulcemente, felices como nunca por estar así. Nos acurrucamos el uno junto al otro, y entre Cobie y Neil. Nos damos de nuevo un beso y nos tumbamos todos juntos, abrazados. Y es que no hay nada como el amor.



FIN

"

¿Os ha gustado? Espero que sí, porque es mi primera historia relativamente larga y estoy ilusionado con ella.

Imagino que la cada vez más peligrosa proximidad de mis exámenes universitarios me impedirá escribir demasiado, pero he de anunciaros que en cuanto pueda, empezaré dos nuevas historias: "Yellowstone" y "Poderes".

Os pongo aquí también la que yo considero mi primera historia, predecesora de todas las demás, y que me ayudó a envalentonarme lo suficiente como para crear un blog, y poner en él todos mis escritos. Se trata de "Enamorados". Es una historia muy corta, así que no os haré un resumen del argumento: os la pondré directamente. Y, como siempre, espero que os guste.¡Allá va!


ENAMORADOS


- Annabeth Chase, ¿quieres a este hombre como tu legítimo esposo, para amarlo y respetarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte os separe?
- Sí, quiero.

Era maravilloso. Alan se sentía, sin temor a equivocarse, el hombre más afortunado del mundo. Iba a casarse con la mujer de sus sueños, y a compartir con ella toda una vida de amor y felicidad.

- Y tú, Alan Harris, ¿quieres a esta mujer como tu legítima esposa, para amarla y respetarla en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte os separe?

Alan miró a Annabeth. Estaba preciosa, vestida de blanco. Sus hermosos ojos verdes lo miraban, mientras una dulce sonrisa se dibujaba en su rostro, trasmitiéndole sin duda lo mismo que él sentía: un amor tan intenso y poderoso como la luz que emana de una estrella, infinito como el mismo universo. Fue entonces cuando Alan empezó a recordar el principio de todo aquello, como había comenzado, años atrás.

La lluvia caía con fuerza sobre la pequeña localidad de Guilford (Maine). Estaba amaneciendo. Alan Harris, cansado y desesperado, corría hacia el instituto a toda velocidad. Sabía que llegaba tarde, y encima el primer día de clase. Si no fuera por el despertador, ese maldito despertador… Bueno, es igual, la verdad es que tampoco tenía demasiadas ganas de ir al instituto.

No es que lo pasara mal, simplemente estaba acostumbrado a estar poco tiempo en cada lugar; sus padres se solían mudar cada pocos meses a causa del trabajo. Así que apenas le daba tiempo a hacer amigos, y si los hacía, los perdía por falta de contacto. Y el Instituto Guilford no iba a ser diferente de los demás. O al menos eso pensaba.

Cuando llegó y se hubo asegurado unas pocas docenas de veces de que aquella era su clase, llamó y entró.

- Enhorabuena, señor Harris, veo que ha conseguido llegar sano y salvo… aunque tarde-dijo el profesor, sarcásticamente-. Dado que es su primer día, consideraré esta falta como nula. Siéntese.
- ¿Y dónde puedo…?
- En una silla, preferiblemente.

Unas pequeñas risillas se oyeron en la clase. Buscó rápidamente un sitio donde poder sentarse, y lo encontró junto a la ventana, al lado de una chica. Se sentó al lado de ella. Era rubia y de ojos verdes, y llevaba un gorro de lana. Tras haber acabado el profesor de hablar, la chica se presentó.

- Hola, me llamo Annabeth.
- Y yo Alan.
- Encantada de conocerte, Alan.

Durante unos segundos, ambos se quedaron, sin saber por qué, mirándose el uno al otro sin hablar, como hipnotizados.

- Señorita Chase -intervino de nuevo el profesor-. Cuento con usted para que ayude al señor Harris a integrarse en el instituto.
- Lo haré, no se preocupe.

A la hora de la comida, Alan siguió a Annabeth hasta el exterior, donde muchos alumnos se habían apalancado ya para comer.

- Podríamos comer también dentro, aunque la mayoría preferimos comer aquí fuera -dijo Annabeth-. Resulta más agradable. Sobre todo en cierto lugar que sólo yo conozco.
- Y podría… ¿acompañarte?
- Claro, siempre y cuando me prometas que no se lo revelarás a nadie.
- Lo prometo.

Annabeth condujo a Alan a través de un pequeño sendero a pocos metros del edificio. Al acabarlo, llegaron a una especie de cueva, pero cuyas paredes eran troncos de árboles y cuyo tejado eran plantas.

- Es precioso -comentó Alan_.
- Lo sé. Por eso vengo aquí en la hora del descanso, siempre que puedo. Mira, allí delante podemos parar a comer.

Habiendo acabado la comida, Alan empezó a hablar con Annabeth. Y lo más sorprendente para Alan fue que, al contrario que con casi todas las demás personas, hablar con Annabeth era mucho más fácil. Ella le inspiraba confianza y seguridad. Fue entonces cuando Alan se dio cuenta de la gran cantidad de cosas que tenían en común: gustos, aficiones…

- Madre mía, si son las cinco -dijo Annabeth-. No sabía que era tan tarde. Sí que nos ha pasado rápido el tiempo. Tendría que estar ya en casa.
- Vale, pues… Bueno, hasta mañana.
- Hasta mañana. Ah, por cierto, Alan…
- ¿Si?
- Me ha gustado hablar contigo.

Alan se sentía más que eufórico. No podía creer que en su primer día de clase hubiera logrado hacer una amiga. Y, por primera vez desde hace bastante tiempo, Alan deseó que llegase el siguiente día de instituto, para poder volver a verla. Así que al día siguiente, Alan se levantó bien pronto y esperó a Annabeth en la entrada del instituto.
Cuando llegó fue a su encuentro, mientras ella le saludaba con la mano y una sonrisa.

- Vaya, sí que has llegado pronto. Veo que te has tomado la norma de la puntualidad muy en serio.
- Todo es cuestión de empeño, incluso yo puedo hacerlo.

Annabeth rió. Al día siguiente, un sábado por la mañana, Alan y Annabeth fueron al rincón secreto que ésta le había enseñado. Estaba nublado, y hacía frío. Ambos llevaban un abrigo puesto, y Annabeth el mismo gorro de lana que el día en que la conoció. Se anunciaba una tormenta. Tumbados allí, en la hierba, comenzaron a hablar.

- ¿Sabes, Alan? Cuando era pequeña, solía venir todas las tardes aquí. Me gustaba tumbarme en el suelo, cerrar los ojos e imaginarme historias con los sonidos que escuchaba.

Alan se encontraba desesperado. En los últimos días, se había dado cuenta de que no podía dejar de pensar en Annabeth. Deseaba siempre estar con ella el mayor tiempo posible, y lo fascinaba todo en ella: su sonrisa, su voz, su rostro, su personalidad… ¿Se habría enamorado de ella? No, aquello era imposible, la conocía sólo desde hacía unos días. Pero entonces, ¿qué era aquello tan intenso que sentía por ella?

- ¿Annabeth?
- ¿Sí?
- ¿Podría hacerte una pregunta?
- Claro.
- ¿Alguna vez has ocultado tus sentimientos a alguien por…-Alan tragó saliva- por no saber cuál será su reacción, por si se enfada contigo?
- Alguna vez, ¿por?
- Nada, sólo era curiosidad.

“Sólo curiosidad”… Desde luego, con palabras como aquellas, Alan tardaría años en confesar a Annabeth lo que sentía por ella. De pronto, por su mente cruzó una fantástica idea: cogería unas cuantas flores, y haría con éstas un ramo para Annabeth. Lo había leído en las novelas románticas, aquello nunca fallaba.

Cuando había reunido ya las suficientes, Alan hizo el ramo y volvió.

- Annabeth, mira lo que he encontrado.

Annabeth se levantó. Al fijarse en el ramo, quedó sorprendida. Aquella era, sin duda, una situación inesperada. Su único y mejor amigo había hecho un ramo de flores para ella, señal inequívoca de que ella le gustaba. Pero aquello era demasiado imprevisto. ¿Cómo saber si, en el fondo, a ella también le gustaba él? Sonrió amablemente, disimulando.

- Vaya, Alan- dijo Annabeth, con un cierto tono de sorpresa_. Es precioso.
- ¿A que sí? Lo he hecho para ti. Toma.
- ¿En serio? Vaya, no sé qué decir…
- Podrías cogerlo.
- Sí, sería una buena idea.

Annabeth fue a coger el ramo. Mientras lo hacía, su mente seguía en una fatal encrucijada. No sabía qué hacer. Por un lado, no quería estropear su amistad con Alan, el único amigo que había tenido en toda su vida, pero por otro… De pronto, le vino al pensamiento la imagen del chico de sus sueños, al que tanto tiempo había estado buscando. Annabeth había esperado mucho tiempo, y tal vez aquello, en cierto modo, la había cegado emocionalmente. Pensó en Alan, y en todos los momentos que había pasado con él, y se dio cuenta de algo: habían sido los más felices de su vida. ¿Cómo podía no haberlo visto antes? Alan era, para ella, el chico perfecto: era simpático, divertido…, y siempre estaría allí, dispuesto a ayudarla, dispuesto a quererla. Definitivamente, Annabeth estaba enamorada de Alan.

- Hmmm…-dijo Annabeth al cogerlo-. Qué bien huele. Esto es maravilloso, Alan, es genial, es… ¡una abeja!

Annabeth soltó el ramo, y Alan fue ayudarla, consciente de su metedura de pata. Pero, al intentarlo, tropezó y cayó de espaldas contra el suelo. Annabeth fue a ayudarle.

- ¿Alan, estás bien?- preguntó Annabeth, angustiada-.
- Sí, no te preocupes. La hierba ha amortiguado mi caída.
- Deja que te ayude a levantarte.

Pero Annabeth no pudo evitar resbalar en la hierba, que estaba mojada por el rocío de la mañana, y cayó sobre Alan. Ambos quedaron mirándose el uno al otro, en silencio, sin decir nada. Porque no les hacían falta palabras para entenderse. Bastó una mirada del otro para que cada uno confirmara, por su cuenta, que ambos sentían lo mismo. Los dos acercaron sus caras.

Tímida, aunque decididamente, Alan y Annabeth se besaron, deseando ambos que aquel momento no terminara nunca, que aquel beso fuera eterno, que nunca tuvieran que separarse el uno del otro.

- ¿Alan?
- Sí, claro que quiero.
- Entonces, os declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.

No hubo terminado el cura la frase, Alan y Annabeth ya se estaban besando. Alan cogió a Annabeth en volandas y la llevó por todo el pasillo de la iglesia. Al llegar a su final, la soltó y ambos salieron corriendo, riendo, felices. Felices por todo lo que habían vivido juntos, y por todo lo que les quedaba por vivir. Felices por sentirse así, tan maravillosamente. Enamorados.



Y, por último pero no menos importante, os dejo con la que sin duda es mi canción favorita (de High School Musical, cómo no). Os dejo con "Can I have this dance" (¡las dos versiones!).






domingo, 1 de mayo de 2011

Natasha Bedingfield:Unwritten



Para este domingo he escogido la canción "Unwritten", de la cantante británica de estilo pop Natasha Bedingfield.

La canción pertenece a su primer álbum,del mismo nombre y que salió a la venta en 2004. Desde entonces, Natasha ha publicado otros cuatro discos, de nombre "N.B" (2007), "Pocketful of Sunshine" (2008), "Strip me" (2010) y "Strip me away"(próximamente, a lo largo de este mes).

Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)