miércoles, 8 de diciembre de 2010

Tom y Nicole : la gran aventura (I)

Una vez hubieron llegado al comedor, ambos localizaron su mesa. La mesa en la que habían desayunado casi todos los días desde hacía años. Tom con sus tostadas con mantequilla y Nicole con sus huevos revueltos con bacón, se sentaron en las dos únicas sillas que rodeaban a su pequeña mesa. Para enorme desilusión de ambos, vieron que Caroline Carpenter, la persona que más odiaban en el mundo entero e indiscutible reina social del internado, se acercaba peligrosamente a ellos, como un depredador acechando a su presa.

- Vaya, vaya. Mira quiénes han aparecido. La pareja más famosa del momento. Me sorprende que sigáis pensando que bajar a desayunar con esas pintas es mínimamente normal.
- Véte-dijo Tom, con un clarísimo tono de enfado, pero de lo más tranquilo-.
- ¿Perdona?
- Ya me has oído, lárgate a molestar a otra parte. No nos apetece tener que aguantar a alguien como tú ya de buena mañana.
- Mira quién habla, quien parece que lleve una semana con la misma ropa. Y tú_dijo Caroline, girándose hacia Nicole_ ¡Dios mío! ¿Cuánto hace que no te maquillas? Desde luego, a este paso, dudo que algún chico se moleste siquiera en mirarte.
- No pienso malgastar saliva con un engendro como tú, pero ni qué decir tiene…_Tom hizo una breve pausa_. Nicole es mucho más guapa de lo que tú y tus estúpidas amiguitas con un cerebro tamaño guisante podríais llegar alguna vez a imaginar.
- Vaya, parece que me equivocaba. Pues sí que tienes un chico, Nicole, un auténtico caballero andante-Caroline dejó escapar unas risitas-. Lástima que sea un perdedor.

Dicho esto, Caroline se alejó.

- Idiotas…-dijeron ambos amigos al unísono-.
- Pero no hacía falta que lo dijeras, Tom.
- ¿A qué te refieres?
- Serán idiotas, pero sí que son mucho más guapas que yo. Vamos, míralas, son lo que la mayoría de chicos no dudarían en llamar un espécimen perfecto de “tía buena”.
- Pues hablaba en serio cuando lo decía.
- ¿Quieres decir que te parezco…guapa?

Aquella pregunta sumió a ambos en un ligero estado de incómoda confusión. Ambos habían sido amigos desde siempre, y entre ellos había una confianza más común entre parejas de novios que entre amigos.

- Desde luego.
- Pues ahora que sacamos el tema, tú tampoco estás nada mal-dijo Nicole, con un tono irónico bien conocido por Tom-.

Transcurridos unos segundos, ambos estallaron en carcajadas. Y estuvieron así más de media hora. La relación de Tom y Nicole era muy especial, tanto que los ataques de risas iban y venían casi a diario.

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Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)