Una vez hubieron llegado al comedor, ambos localizaron su mesa. La mesa en la que habían desayunado casi todos los días desde hacía años. Tom con sus tostadas con mantequilla y Nicole con sus huevos revueltos con bacón, se sentaron en las dos únicas sillas que rodeaban a su pequeña mesa. Para enorme desilusión de ambos, vieron que Caroline Carpenter, la persona que más odiaban en el mundo entero e indiscutible reina social del internado, se acercaba peligrosamente a ellos, como un depredador acechando a su presa.
- Vaya, vaya. Mira quiénes han aparecido. La pareja más famosa del momento. Me sorprende que sigáis pensando que bajar a desayunar con esas pintas es mínimamente normal.
- Véte-dijo Tom, con un clarísimo tono de enfado, pero de lo más tranquilo-.
- ¿Perdona?
- Ya me has oído, lárgate a molestar a otra parte. No nos apetece tener que aguantar a alguien como tú ya de buena mañana.
- Mira quién habla, quien parece que lleve una semana con la misma ropa. Y tú_dijo Caroline, girándose hacia Nicole_ ¡Dios mío! ¿Cuánto hace que no te maquillas? Desde luego, a este paso, dudo que algún chico se moleste siquiera en mirarte.
- No pienso malgastar saliva con un engendro como tú, pero ni qué decir tiene…_Tom hizo una breve pausa_. Nicole es mucho más guapa de lo que tú y tus estúpidas amiguitas con un cerebro tamaño guisante podríais llegar alguna vez a imaginar.
- Vaya, parece que me equivocaba. Pues sí que tienes un chico, Nicole, un auténtico caballero andante-Caroline dejó escapar unas risitas-. Lástima que sea un perdedor.
Dicho esto, Caroline se alejó.
- Idiotas…-dijeron ambos amigos al unísono-.
- Pero no hacía falta que lo dijeras, Tom.
- ¿A qué te refieres?
- Serán idiotas, pero sí que son mucho más guapas que yo. Vamos, míralas, son lo que la mayoría de chicos no dudarían en llamar un espécimen perfecto de “tía buena”.
- Pues hablaba en serio cuando lo decía.
- ¿Quieres decir que te parezco…guapa?
Aquella pregunta sumió a ambos en un ligero estado de incómoda confusión. Ambos habían sido amigos desde siempre, y entre ellos había una confianza más común entre parejas de novios que entre amigos.
- Desde luego.
- Pues ahora que sacamos el tema, tú tampoco estás nada mal-dijo Nicole, con un tono irónico bien conocido por Tom-.
Transcurridos unos segundos, ambos estallaron en carcajadas. Y estuvieron así más de media hora. La relación de Tom y Nicole era muy especial, tanto que los ataques de risas iban y venían casi a diario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario