viernes, 10 de diciembre de 2010

El fenómeno del amor. Capítulo I : Dos vidas (2ª Parte)


Varias horas después y a sólo unos kilómetros de allí, William Spencer despertaba sobresaltado.

- ¡Arriba, Will! ¡Es el gran día!
- ¿Pero qué…?- cambió levemente el tono de voz, al darse cuenta de quién era-. Vamos, Bradley, es sábado y tengo sueño. Déjame dormir.
- ¿Dormir? ¿Bromeas? En cuanto conozcas mi gran plan para esta noche, verás cómo cambias de opinión.
- ¿Plan? ¿Qué plan?
- Allá va. Resulta que me he enterado de que alguien muy importante está hoy aquí, en San Francisco. Prepárate… ¡Alice Sutherland!
- ¿Alice Sutherland?
- Sí, ya sabes, la actriz y cantante famosa a nivel mundial que…
- Ya sé quién es, Bradley, todo el mundo lo sabe. Sólo quería asegurarme. ¿Y qué plan es ese? ¿Hay que infringir muchas leyes?
- No demasiadas. Tan sólo consiste en colarnos en una fiesta al otro lado de la ciudad.
- ¿En serio? ¿Y realmente crees que nos van a dejar colarnos así como así?
- Sí, si seguimos mi plan…- dijo Bradley, al mismo tiempo que salía del cuarto, tras lo cual volvió en pocos minutos con unos trajes de lo más ridículos-.
- Ni de coña- dijo William, totalmente convencido-.
- Pero si todavía no has escuchado mi plan.
- Ni falta que me hace. Te conozco de toda la vida. Querrás que nos pongamos esos absurdos trajes, finjamos ser famosos y recemos para que los guardas nos dejen pasar.
- Vaya, sí que me conoces bien.

Y tanto que lo conocía bien. Era su único y mejor amigo, además de vecino. Era muy buena persona, aunque algo frustrado por el hecho de no haber encontrado aún a su media naranja. Frustración que lo llevaba a esa clase de idea, con el único objetivo de plantarse delante de una famosa como Alice y pedirle… no sé, que le concediera un baile, por ejemplo. Y aquello resultaba bastante preocupante para William, quien en los últimos meses había visto a su amigo trazando planes como presentarse con una tarta en forma de corazón en casa de la chica más popular de la clase (resultando ser en realidad la casa de la profesora menos popular del instituto) o intentar ayudar a la misma chica a colgar un enorme cartel en la puerta del instituto (lo cual tuvo como inesperada y dolorosa consecuencia la caída de aquella chica agarrada al cartel curiosamente justo sobre la profesora recientemente nombrada). Afortunadamente, ninguna de sus experiencias había significado hasta entonces más gravedad que una pierna dolorida y un par de buenos psicólogos. Pero, tal y como iba encaminada la situación, William pensaba que podría ser que aquella vez su amigo se fuese algo de las manos.

Sin embargo, mirando a Bradley pensó en la ilusión que él tenía y su confianza en que su amigo Will lo acompañaría. Mientras él estuviese allí con él, vigilándolo de vez en cuando para que no hiciera ninguna tontería, el “plan” podría llegar a ser incluso divertido.

- Está bien, iré contigo-dijo William-. Pero, ¿cómo piensas pasar los controles de de la entrada a la fiesta?
- Con esto- dijo mostrando una siniestra aunque divertida sonrisa. Acto seguido, se sacó del bolsillo lo que parecían dos invitaciones, sin nombre alguno en ellas.
- ¡Vaya, esto sí que no me lo esperaba! ¿Cómo las has conseguido?
- Tengo mis contactos.
- O sea, que se las robaste a alguien del instituto.
- Dicho así, pierde la gracia. Además- dijo Bradley, haciendo una leve pausa- Ethan y Mark, esos pijos de pacotilla sin duda se lo merecían. Todavía no les perdono su última bromita-.
- Sí, desde luego. Eso de meter tabasco y guindillas en tu almuerzo… como que no estuvo demasiado bien.

William miró a través de la ventana de su habitación, con aire optimista y sonriendo. Su amigo Bradley hizo lo mismo.

- ¿Sabes, Will? Presiento que esta va a ser una gran noche-dijo Bradley.
- Ojalá lo sea.

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Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)