jueves, 28 de abril de 2011

Desde el lago (XXI)

http://youtu.be/dZxcVEDbujM

- Señoras y señores,desde el profesorado y dirección del R.S Swarley de la Columbia Británica quisiéramos darle la palabra a uno de nuestros alumnos más destacados, Sam Sturman,quien se ha ofrecido como voluntario en esta ocasión para redactar y leer el discurso de graduación.

- A por ellos, campeón-me dijo Jake, mientras yo me replanteaba el significado de "voluntario"-.
- Tú puedes, Sam-me decían Rachel y Riley-.

Con tan sólo una mirada, Remy me hizo entender que me apoyaba igualmente. Había tenido poco tiempo de preparar el discurso, pero con la ayuda de mis amigos lo había conseguido. Mientras no incluyese la extraña,arriesgada y sin duda imprudente propuesta de Jake de empezarlo con una ronda de chistes, todo iría bien. Además, había menores presentes.

Subí al escenario donde estaban los profesores y el director. Estaba nervioso pues, tanto entonces como ahora, hablar en público siempre me ha horrorizado. Sin embargo, pequeños aspectos como tener a mi novia y a mis mejores amigos en primera fila, dándome todo su apoyo, mejoró mucho la situación.

Me fijé en que, a pesar de la gran nevada de la noche anterior, la graduación estaba siendo llevada a cabo tal y como estaba prevista, al aire libre. En las primeras filas de sillas, unas pocas hileras de alumnos ocupaban sus asientos. En las últimas, los padres, familiares, amigos y conocidos de los alumnos se agolpaban armados hasta los dientes con cámaras de foto, vídeo y demás.

Todos los graduados llevábamos una toga de color rojo y blanco, con un gorro rojo. Parecía increíble que, con una tela tan fina, apenas notásemos los aproximadamente 0 grados a los que debíamos estar. La gente ni se inmutaba por ello, y no me extraña. La ocasión era demasiado especial como para hacerlo.

- En primer lugar,-empecé-me gustaría agradecer a mis compañeros y profesores por pensar que yo sería el más adecuado para elaborar el discurso de graduación. Aunque,sinceramente, he de confesar que lo he estado pensando todo en las últimas horas, y que si no fuera por la ayuda de mis amigos no habría podido acabarlo a tiempo.

"¿Saben? Muchos dicen que el verano que nos espera será el mejor de nuestras vidas.Que una vez haya terminado, nada volverá a ser igual. Y tienen razón, pero no en el sentido que ellos creen.

Muchos querrán aprovechar estas vacaciones como si fueran las últimas de verdad,aunque yo no lo creo así en absoluto. Algunos piensan en el fin del instituto como el de una etapa,y la agobiante proximidad de nuestra vida como adultos, que nos espera a la vuelta de la esquina.

Pero prueben a mirarlo como un comienzo, algo a los que nos enfrentamos muy bien preparados gracias a este instituto y a todos los que en él trabajan. Algo que nos permitirá ser felices aprendiendo a hacer lo que más nos guste, siempre y cuando no sea demasiado violento, claro."

Unas pequeñas risillas se oyeron entre el público, y tuve la sensación de que el discurso estaba realmente gustando.

"Todos nosotros,pues, como alumnos de este instituto que tanto nos ha enseñado hemos aprendido infinidad de cosas, la mayoría de los cuales nos serán útiles a lo largo de nuestra vida, aunque en un principio no lo parecieran.

Terminar el instituto no es el fin. En mi opinión, se parece más bien a una indicación que nos dice que hemos superado con éxito nuestra primera etapa en la vida, y que nos enfrentamos a la siguiente, nuestra etapa como adultos, mejor preparados que nunca. Es como el pistoletazo de salida que nos dice que estamos listos para perseguir nuestros sueños.

Yo mismo he admitido infinidad de veces que me aterra el hecho de dejar el instituto,y posiblemente el pueblo en el que he vivido durante tanto tiempo, pero es lo que voy a hacer. A todos nos asustan los cambios, es humano, pero lo sobre humano está en afrontarlos lo mejor que podamos. En amoldarlos a nuestra vida y pensar que no siempre son malos. Que, muchas veces, nos hacen mejores a nosotros mismos. Conocemos nueva gente, lugares, culturas y formas de pensar, y enriquecemos nuestro saber a nivel personal."

Pensé si me habría quedado demasiado largo el discurso, pero no detecté indicios de aburrimiento en las proximidades. Así que proseguí.

"Puede que no debiera hacerlo, pero les contaré algo acerca de mi vida personal. Hace unos cinco años y medio, una chica llamada Remy Stacey me salvó la vida en el lago que hay justo enfrente del instituto. Yo ya me había fijado en ella antes, pero ella empezó a hacerlo entonces y así fue como nos hicimos amigos. La verdad es que estuve, y estoy enamorado de esa chica desde el día en que la vi por primera vez.

Fuimos mejores amigos durante más de cinco años, y nunca tuve el valor de decirle que la quería como algo más. Digamos que, en un caso como aquel, recomiendo la sinceridad desde el primer momento. Aunque, en el fondo, la razón por la que no lo hice fue la misma por la que muchos de nosotros nos quedamos sin saber qué hacer en circunstancias similares: el miedo a los cambios. Sentir algo que no sentía antes de conocerla a ella, y el miedo a que la verdad provocara el peor cambio en mi vida: que desapareciese de ella.

Te debo la vida, Remy. Y no sólo por lo del lago, sino por tu su sola presencia,cada vez que estás a mi lado, desde que nos conocemos. Me has cambiado la vida, y ha sido el mejor cambio que alguien como yo podría desear.Te quiero, Remy. Y siempre te querré."

(Una especie de "ooohhhhhh" se propagó por el lugar, y pude ver que Remy se sonrojaba un poco.)

"Bueno, y qué más puedo decir. Os deseo a todos, queridos compañeros, lo mejor en vuestras vidas. Tened en cuenta lo que he dicho, y sobre todo, aseguraos bien de una cosa : nunca, y cuando digo nunca quiero decir nunca jamás, dejéis de perseguir vuestros sueños,por lejanos o imposibles que parezcan, porque sólo así lograréis alcanzarlos. Os deseo mucha suerte,y con esto me despido. Hasta siempre, R.S Swarley de la Columbia Británica."

Me alegró el hecho de que aquel discurso verdaderamente hubiera gustado, pues una enorme ola recorrió el lugar de primera a última fila.

Cuando bajé del escenario, vi que todos se quitaban los gorros de sus togas,y cogían sus diplomas, y decidí apuntarme. Los lanzamos todos, en dirección al cielo. Docenas de gorros y diplomas volaban por los aires, mientras los alumnos se abrazaban, lloraban y reían. Yo, por mi parte, me acerqué a mi grupo. Jake, Riley, Rachel, Remy y yo nos abrazamos todos a la vez (no era tan fácil como lo parecía en un principio). No había estado tan feliz en mi vida. Tenía todo lo que alguien puediera desear en cuanto a amistad y amor, y toda una vida por delante para ser feliz con ello.

Por antinatural o extraño que parezca, la pura verdad es que instantes después de aquello algunos alumnos empezaron a bailar a lo "High School Musical" (la última canción de todas), y uno a uno todos nos fuimos apuntando hasta que hubo docenas de bailarines y cantantes por todo el lugar.

La coreografía y el ritmo no eran del todo buenos, pero aquello nos daba igual. Para nosotros fue perfecto, todos allí bailando, cantando y riendo, lanzando de nuevo gorros al aire, e incluso cantando en el escenario. Aunque resultó algo inesperado, algunos profesores, a los que apenas habíamos visto sonreír en todo el curso, se apuntaron a la juerga. Para que luego digan que las improvisaciones no son buenas.

Pidiendo a nuestros respectivos padres que nos hicieran fotos para inmortalizar la ocasión, nos hicimos fotos de pareja y de grupo: Rachel y Riley, Jake y Riley, Jake y Rachel, Remy y Jake, Remy y Rachel,Remy y Riley, yo con Rachel, Riley y Jake por separado y por supuesto... Jake con nuestro profesor de Física (vale, admito que aún hoy esta foto me sigue dando ciertos escalofríos).

Remy y yo nos hicimos una foto, los dos sonriendo y con un fondo de estudiantes, profesores y demás acoplados (en el buen sentido) que se iban apuntando a la fiesta. Cuando nos aseguraron que la foto había salido bien, ella me miró.

- Has estado genial, Sam.
- ¿En serio lo crees?
- ¡Claro! Mira si no a tu alrededor. Les has encantado, ¿no te parece?
- Bueno, supongo que tienes razón. Aunque no habría podido hacerlo sin vuestra ayuda.
- Estoy segura de que sí. Ojalá tenga algún día una seguridad en mí misma como la que tú tienes.
- ¿Seguridad? Si tú lo dices...

Ella rió, y miró hacia arriba. Yo hice lo mismo.

¿Una rama de muérdago justo sobre nosotros? Me parecía increíble y me preguntaba cómo podía estar pasando algo así fuera de una película o libro de esos tan perfectamente románticos.

Yo le sonreí, y ella me sonrió. Acercamos nuestras caras sin decir nada, pero entonces me entró la curiosidad.

- Ehm... Escucha, Remy. Antes de nada, me gustaría saber algo acerca de mí. Algo..., algo que llevo tiempo queriendo saber y que espero que no te comprometa demasiado.
- Adelante-dijo ella, interesada-.
- Muy bien, ehm... ¿Crees que...? A ver cómo lo digo... ¿Crees que beso bien? Porque siempre he tenido mis dudas de cómo hacerlo y no sabía si...

Pero no me dio tiempo a terminar la frase, pues Remy se lanzó a besarme, con lo que prácticamente me obligó a contraatacar. Separamos nuestros labios, y pude sentir su dulce aliento cuando me dijo:

- Besas de cine, Sam Sturman.
- Vaya-dije, sorprendido y agradecido-. Gracias.

Y volvimos a besarnos. No sé cuánto tiempo estuvimos haciéndolo, pero al cabo de un rato fuimos cordial y amablemente interrumpidos por una voz que nos dijo:

- Tortolitos-reconocí a Jake, aún sin haberlo visto todavía-. Riley y Rachel reclaman vuestra presencia para una foto de grupo. Se ve que no soy tan guay como para sustituiros a los dos en ella. En fin, qué se le va a hacer.

Remy y yo reímos, mientras seguíamos a Jake hacia donde nos estaban esperando Rachel y Riley.

- Que conste que al final me he planchado el pelo, ¿eh?-decía Riley-.
- Estoy realmente orgullosa de ti, cariño. Igual a la próxima consigo que lo hagas voluntariamente-le contestaba Rachel-.
- Pues anda que yo... No me digáis que no estoy sexy con esta toga-dijo Jake-.
- Pues a mí me ha gustado más la del lector del discurso-dijo Remy-.
- Os quiero, chicos-dije yo-.

- Una sonrisa a la cámara en tres, dos, uno... ¡ya! Y el disparador se activó.

Felices, e inmensamente contentos por estar todos allí reunidos, empezamos juntos la nueva etapa. Porque, con alguien a tu lado, las cosas son siempre más fáciles.

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Soy el número cuatro

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Me encanta esta peli :)