jueves, 4 de abril de 2013

Falkenhom (XIV)

- Menos mal que has aparecido-dijo-. Empezaba a pensar que...te habías marchado.
- ¿Y estás realmente seguro de que no es lo mejor?-le pregunté-. Escucha, Sam. Te he hecho mucho daño, y aunque a decir verdad haría lo imposible porque me perdonaras...
- Te perdono.

Me quedé de piedra, sin saber cómo reaccionar. Él lo hizo por mí.

- Créeme, Kyla. He reflexionado mucho sobre ti, sobre nosotros-dijo mientras se acercaba más a mí y me tomaba de las manos-y...

Escuchaba con atención lo que decía. Si mi corazón hubiera latido en aquel momento, lo habría hecho a toda velocidad.

- Quiero que estemos juntos. Tú eres mi esperanza, mi motivo para luchar. Yo te...Te quiero-dijo, mirándome con esos ojos tan profundos-.
- No me malinterpretes. Quiero decir, llevo horas deseando por encima de todo que me perdonaras, para poder quedarme contigo, y tengo miedo de meter la pata con esta pregunta pero...¿por qué?
- Fue por algo que dijiste, Kyla. No mataste a Marley, pero tampoco a mi padre. Eras... Eras otra persona cuando lo hiciste, y ni siquiera tenías modo alguno de detenerte... Pero arriesgaste tu propia vida para vencer a esa otra persona, y llegar a ser la que eres ahora. Creo en ti, Kyla. Y creo en nosotros.
- No tienes ni idea de lo feliz que me haces...-le dije, acercando mis labios a los suyos-.
- Además...-dijo, apartándose un poco para decir una última frase-. Marley me habría matado si te hubiera dejado marchar.

Sonreí, y ambos nos acercamos. Volví a sentir aquello: una felicidad extrema, la sensación de ser la persona más afortunada del mundo por encontrarme en aquel lugar, en aquel momento, y con aquella persona. Sam.

- Si quieres-me dijo- podemos ir a mi casa.
- Um...Así que me estás invitando a tu casa. Esto...es una cita, ¿verdad?
- No sé cómo lo llamaríais hace cien años, pero sí. Así es como lo hacemos en el siglo veintiuno.

Reí de nuevo, y anduvimos juntos hasta su casa.

- Te ofrecería algo-dijo, cuando ya estábamos dentro-, pero algo me dice que lo vas a rechazar.
- Sí, es otra desventaja de ser como soy. Hace décadas que olvidé el sabor de toda comida o bebida.

Sonrió, y yo con él. Nos sentamos juntos en el sillón del comedor.

- Lamento tener que interrumpirnos, Kyla, pero antes que nada me gustaría dejarlo bien claro-dijo, pasando a estar totalmente serio-.

Esperé su respuesta con un corto silencio.

- No pienso dejarlo escapar.
- ¿A quién?
- Alec. Sé que fue él quien mató a Marley. De vosotros tres, siempre fue el más cruel, ¿verdad?

No tenía ni idea de qué contestar, aunque sabía que era cierto.

- ¿Cómo lo has sabido?-le pregunté-.
- Digamos que...he repasado mis investigaciones sobre vuestro trío. Y además...te vi con Jamie en el claro de las afueras, y por cómo lo abrazaste...Supe que él no habría sido capaz de hacerlo.
- Sam...
- No espero que te guste, pero tienes que entender que asesinó a la persona a la que más quería en el mundo, y que debe pagar por ello. Haré que pague.
- Sam, por favor... No lo hagas. Ya te lo he dicho, si te acercas a él... Te matará, y procurará que sufras todo lo posible. No quiero perderte.
- Y no lo harás. No si me ayudas.
- No...no creo que pueda. Lo siento.
- No creas que no lo entiendo, que no comprendo tu situación. Fue tu mejor amigo durante mucho tiempo, pero aún así...
- No, Sam. No te ofendas, pero estoy segura de que no lo entiendes. Para mí, Alec fue mucho más que un amigo. Fue...-dije, dejándome llevar de nuevo por la emoción y dejando escapar algunas lagrimillas involuntarias-. Fue como un hermano. Mi familia. Me protegió y cuidó de mí desde el momento en que nos conocimos, y fue muy bueno conmigo. Pedirme que te ayude a matarlo es como si yo... como si yo te hubiera pedido que me hubieras ayudado a matar a Marley.
- ¿Cómo coño te atreves a hacer semejante comparación?-se levantó, gritando y muy enfadado-. ¡La asesinó! ¡Mató a mi mejor amiga, joder! ¿Y ahora te pones de su parte?
- Yo...-dije, mientras pensaba en algo. Me había quedado completamente en blanco-.
- Mira, ¿sabes qué? Creo que será mejor dejarlo para otro día, hoy no estoy de humor.
- No, por favor.

Él me miró.

- Por favor, deja que me quede. Tienes razón, me he equivocado al decir lo que he dicho, y lo siento. Mañana por la mañana  te ayudaré con lo de Alec. Pero de momento... preocupémonos sólo de esta noche, ¿te parece?

Dije aquello porque sabía que era lo que quería oír, a pesar de que en el fondo lo veía también en sus ojos. Él sabía que le estaba mintiendo, pero no quería admitirlo. Prefería ignorarlo y pasar una noche conmigo, e intentar convencerme más tarde.

- Muy bien-dijo-. Me parece una buena idea.

Pasaron unos angustiosos segundos hasta que volvió a hablar.

- ¿Te apetece...? No sé, ¿que veamos la tele?
- ¿El qué?
- La televisión.
- Oh, claro.

Así que encendió aquel aparato, mientras los dos nos acomodábamos en el sofá. Resultaba increíble cuánto había avanzado la tecnología en los apenas cien años que llevaba siendo vampiro.

- ¡Mira!-dijo, con mucho entusiasmo-. Están haciendo Cómo conocí a vuestra madre. ¿Quieres que lo veamos?
- Vale, aunque nunca había oído hablar de ello...o ella. ¿Qué es, una serie?
- ¿Una serie? ¡No! Es LA serie. Es lo mejor que han retransmitido jamás por televisión.
- Y...¿de qué va?
- Pues verás, trata de un arquitecto neoyorquino de unos 52 años que, en el año 2030, decide contar a sus dos hijos la historia de cómo conoció a su madre, empezando en el año 2005.
- Suena interesante.
- ¡Y muy divertida! Sobre todo cuando conoces a los personajes: Ted, Marshall, Lilly, Barney y Robin.

Así, siguió hablándome de todos los personajes y gags de la serie. Y lo hacía muy emocionado mientras yo, interesada, le escuchaba.

- "Comen bocadillos", "tocan la gaita", y hasta tienen conversaciones telepáticas... Además, tiene una gran profundidad emocional, más que cualquier otra comedia que se haya hecho nunca. Estoy seguro de que te gustaría.

Al final nos perdimos la serie, pues aunque para nada se me hizo largo me estuvo hablando de ella y de un montón de anécdotas relacionadas con ella y algunas con Marley. Mientras lo hacía, me fijé en sus ojos. Tan profundos y tan expresivos... Su rostro, su sonrisa... Aunque lo intenté con todas mis fuerzas, no pude resistirme más.

- Y lo mejor de todo es que harán una novena temporada. ¡Tendremos otro año de...!

No le dejé ni terminar la frase. Me lancé sobre él sin darle tiempo a reaccionar, aunque tampoco le hizo falta. Dejándonos llevar por aquel sentimiento, ambos nos fundimos en un dulce y apasionado beso. Aprovechó los pocos instantes que paró a respirar para hablar.

- Tal vez deberíamos... Quiero decir, podríamos...
- Ni lo dudes.

Nos fuimos a su habitación. No pude evitar sonreír de manera exagerada, sabiendo que estaba a punto de vivir la experiencia más increíble y maravillosa hasta la fecha.

Nos besamos de nuevo, y nos miramos a los ojos. Momentos después, fuimos uno.

A la mañana siguiente, cuando él despertó, yo ya me había marchado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)