Viernes, 25 de
abril de 2014
Querido diario:
Todavía no me puedo creer nada de lo que sucedió. Por más que lo
intente, todo esto me sigue pareciendo un sueño. Cada día me voy a
dormir con la esperanza de despertarme a la mañana siguiente junto a
ella. Oler aquel embriagador aroma, tocar ese pelo tan suave y
aquella piel de ensueño.
Pero nada de eso sucederá. Hace tiempo que trato de aceptarlo y sin
embargo, a pesar de los ya casi tres meses que han pasado desde que
me dejó, sigo sin conseguirlo.
Por cierto, mi nombre es Marcos. Soy un superviviente (el único, que
yo sepa) al apocalipsis zombie que comenzó hace más de un año,
cuando aquel científico loco escapó de la cárcel y liberó un
virus capaz no sólo de matar, sino también de revivir a los muertos
y proporcionar a éstos una insaciable sed de carne humana. En unos
pocos días devastó la zona cero: Los Ángeles, aunque
milagrosamente, al menos en teoría, lograron contener la infección.
Pero todo cambió en la noche del 19 al 20 de mayo del año pasado.
Lo que parecía un incidente aislado, el ataque a un pobre chico en
una discoteca del centro de Madrid...Aquello fue el principio del
fin.
Yo mismo tuve la desgracia no sólo de vivir en primera persona los
sucesos que acontecieron en la capital española el 20 de mayo, sino
de ser testigo del declive de la propia humanidad. Vi cómo, en
cuestión de semanas, la sociedad que tanto nos habíamos esforzado
por crear...simplemente se desmoronaba sobre sí misma.
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