miércoles, 24 de agosto de 2011

DIARIO DE UN SUPERVIVIENTE (XXV)

Martes, 2 de agosto (continuación, 2ª Parte)


- Genial-dijo Justin-. No hay problema. Entonces dejamos que nos maten y ya está.

De pronto, una idea cruzó por mi mente. Una bastante alocada, pero idea al menos.

- Esperad un momento-dije yo-.
- ¿Qué?-me dijo Justin-. ¿Es que tienes alguna idea?
- Más o menos. Escuchad-dije, extrañada de que se me hubiera ocurrido a mí y no a Richard-. Una compañera mía de instituto estuvo aquí en agosto del año pasado, y me contó que a finales de mes vio una exposición con toda clase de aeronaves.
- ¿Aeronaves?-dijo Justin-. ¿Dentro de una minúscula torre como esta?
- No todos están hechos a tamaño real-le dije-. La exposición duraría unos nueve meses, y teniendo en cuenta que no tuvieron mucho tiempo para quitarla antes de la llegada del virus...
- ...aún sigue expuesta-añadió Richard-. Lo cual quiere decir...
- ...que podemos huir planeando con uno de esos aviones-terminó Milla-.
- ¿Qué? ¿En serio? ¿Y cómo se supone que vamos a hacer eso?-preguntó Justin-.
- Ahora verás-le dijo Richard-.

Nos desplazamos rápidamente por detrás de los mostradores, mientras nuestro enemigo seguía disparando, en un ataque similar al de Los Ángeles. Al fin llegamos a las escaleras, y empezamos a subirlas.

En los pisos inferiores se oían gritos, golpes y pisadas.Y, posteriormente, una explosión. Habían entrado en la torre.

- Es en el último piso-dije-. ¡Vamos, deprisa!
- Sigo pensando que esto no es una buena idea-volvió a decir Justin. Tal vez deberíamos...
- Justin-dijo Richard, soy superdotado y confirmo que la física nos sacará de esta, créeme. A estas alturas un avión de exposición de mediano tamaño más nosotros tiene bastantes probabilidades de ser llevado por las corrientes de aire... Al menos temporalmente, luego ya veremos.

Justin puso una cara parecida a la mía después de ver la "adaptación" que había hecho Chris Columbus de uno de mis libros favoritos, "Percy Jackson y el ladrón del rayo". Fue una noche horrible.

Pero pronto comprendió que no había ninguna otra escapatoria, y se sumó al plan.

Tan pronto como llegamos al piso de la exposición empezamos a buscar un avión como el que Richard nos había dicho.

- ¿Y este?-dijo Milla-. Parece resistente.
- No-dijo Richard-. Está bien, pero nuestras posibilidades de éxito aumentarían con uno como...-se quedó pensativo unos instantes, para luego terminar la frase señalando un avión que acababa de ver-este.

Parecía de la armada canadiense, según decía en el panel informativo de tiempos de la segunda guerra mundial.

- Empujemos el avión, no debe de pesar mucho-dijo Richard-.
- ¡Arriba!-se oían voces a pocos metros por debajo de nosotros-. ¡No dejéis que se escapen!

Los cuatro empujamos con todas nuestras fuerzas, hasta que, con algún que otro esfuerzo sobrehumano y alguna ventosidad bien disimulada, conseguimos dejarlo casi tocando la pared de cristal que nos separaba del exterior.

- ¿De verdad creéis que lo lograremos?-preguntó Milla-.
- Sólo hay una manera de averiguarlo-dijo Richard-. Subid al avión. Yo romperé el cristal, empujaré el avión y subiré en él una vez en movimiento.

Primero se subió Milla, y luego Justin.

- No, yo lo haré-dije, mientras buscaba algo en la habitación que sirviera para romper la pared de cristal-. Para una vez que se me ocurre a mí la idea, ¿quieres robarme el protagonismo?

Richard se cargó de un patadón parte del ala de un avión más pequeño, próximo a nosotros,y me lo dio.

- No, supongo que no. Pero Zoey...

En aquel momento, se oyeron golpes en la puerta por la que habíamos entrado a la exposición, y un grupo de unos cuatro soldados la derribó y nos vio.

- ¡¡Allí está!!-dijo uno de ellos, que parecía el jefe-. Disparad, pero tened cuidado con la chica. El jefe la quiere con vida.
- ¡Salta!-grité, mientras le pegaba al cristal con todas mis fuerzas y saltaba yo también-.
- ¡Rápido, disparad!¡Que no se escap...!

Y atravesamos el cristal, cayendo al vacío y esquivando balas por décimas de segundo.

Los primeros instantes, sentí como si me encontrara en una de esas atracciones de caída libre, pero con una notable diferencia: en nuestro caso, nada impediría que nos estampáramos contra el suelo en cuestión de segundos.

- ¿Y ahora qué?-gritó Justin-. ¿Agitamos las alas y rezamos para que planee suavemente hasta el suelo?
- Sí, si eres creyente-dijo Richard-. Si no, basta con lo primero. Tú y Milla, agarrad el ala derecha y levantadla un poco hacia vosotros. Zoey, ayúdame a hacer lo mismo con el ala izquierda.

Nos acercábamos al suelo, un suelo infestado de muertos vivientes contra el que estábamos a punto de chocarnos. Tirábamos de las alas con todas nuestras fuerzas, pero estaban muy bien fijadas.

Tan sólo faltaban un par de segundos para estrellarnos contra el suelo, cuando de pronto...

- ¡¡¡¡Yujuuuuu!!!!¡¡¡¡Funciona!!!!-gritó Richard-. ¡¡¡Funcio...!
- Richard, siento interrumpirte, pero...creo que tenemos compañía-le dijo Milla-.

Y era cierto. Aquellos soldados que nos habían disparado en la torre nos seguían, y lo más curioso es que lo hacían volando,tal cual, con una especie de propulsor adosado al cuerpo. Y cada vez se acercaban más.

- ¡¡Allí!!-le dije a Richard-. Por la zona del puerto, tal vez podamos despistarlos.
- ¿Y cómo piensas hacerlo, Zoey?-me dijo Richard-. Esos tíos no nos perderán de vista así como así.

Richard tenía razón, en unos dos minutos nuestro avión de juguete llegaría al suelo, pero aquellos soldados... Nos alcanzarían en mucho menos que eso.

"Si pudiera despistarlos de alguna forma..."-pensaba para mí-. Sabía por el jefe de nuestros perseguidores que me querían viva y, por tanto, que no dispararían hasta que estuviesen seguros de poder hacerlo sin arriesgarse a matarme a mí también.

De pronto, algo en la lejanía, a pocas docenas de metros del embarcadero del puerto llamó mi atención.

Una gasolinera, aunque esta era para barcos y se encontraba en medio del agua.
Era arriesgado, pero se me ocurrió pensar que tal vez pudiéramos pasar por encima de la gasolinera, tal vez los soldados que nos perseguían estuvieran lo suficientemente cerca, tal vez quedara algo de combustible...

- Ni de coña, Zoey-me dijo Richard en cuanto se lo dije-. No dejaré que lo hagas, ¡es una locura!
- No más que todo lo que hemos hecho en estas últimas dos semanas, Richard.- Aunque era difícil en aquella situación, le miré a los ojos y le dije- En unos pocos segundos nos alcanzarán, y en cuanto lo hagan os matarán, y a saber qué querrán de mí. No voy a permitir que os ocurra nada.

Miré al agua, a sólo unos metros por debajo de nosotros, y le dije a Richard:

- Recuerda, me quieren a mí, pero vosotros les dais igual, así que, en el momento en el que yo salte, seguro que os dispararán.
- ¿Y cómo sabes que no irán a por ti primero?-preguntó Milla-.
- Porque son demasiado "profesionales" como para dejarse cabos sueltos. No irán a por mí hasta que sepan que no queda nadie que pueda ayudarme. Entonces, Richard...
- Les confundo para que disparen a la gasolinera en vez de a nosotros. Lo sé.
- Richard,por si algo sale mal, quiero que sepas que...

Y me besó. La verdad es que no me lo esperaba, pero me gustó. Sonreí.

- Lo siento,yo,la adrenalina...

Le devolví el beso, y me lancé al agua cuando estábamos a punto de sobrevolar la gasolinera.

Por encima de mí, oí como los soldados, efectivamente, disparaban apuntando a nuestro querido avión.

Yo no lo vi, pero Richard me contó más tarde que el plan salió a la perfección.

Resultó que la gasolinera sí que tenía combustible, y que los soldados fueron tan idiotas como para caer en la trampa.

La explosión fue tan grande que incluso a mí, que estaba sumergida a docenas de metros de allí, me pareció una barbaridad.

Cuando salí a la superficie, me encontré con los restos de la explosión, a uno de los cuales tuve que agarrarme por el agotamiento.

Preocupada, pensé que el avión no habría tenido tiempo de alejarse y que la explosión los habría consumido también a ellos.

- ¿¡Richard!?-grité, angustiada-.

Pero, para mi completa alegría, oí la voz de Richard segundos después.

- ¡Zoey!¡Aquí!

Seguí su voz, hasta que me encontré con los tres.

- ¡Ha sido increíble, Zoey!-decía Justin-. El avión caía,esos tíos nos disparaban,entonces la gasolinera ha explotado y nos hemos salvado de milagro, saltando casi en el último segundo. ¡En serio, ha sido una pasada!

Milla sonrió, y Richard hizo lo mismo.

Richard y yo nos miramos, sonriendo, y volvimos a besarnos. Aunque esta vez con más calma.

- Me parece que deberíamos nadar hacia la orilla-dije-. Algo me dice que nuestros perseguidores no se conformarán con mandar a cuatro soldados a por nosotros. Y además, si queremos evitarlos deberíamos alejarnos del lugar de la explosión.

Evidentemente, nadie lo discutió y nadamos hasta la orilla más cercana, próxima al Stanley Park.

- Preguntaría que adónde vamos ahora-dijo Justin-. Pero creo que está bastante claro.
- Hay un aeródromo a las afueras de la ciudad-añadió Milla-. Podría pilotar alguna avioneta, aunque esta vez de verdad. Llegaríamos en dos o tres días.
- ¿Nueva York, entonces?-preguntó Richard, como dirigiéndose a mí.
- Nueva York-afirmé.

3 comentarios:

  1. Ya tenía ganas de saber como iban a salir del edificio. Muy bien pensado.
    También me gusta el nuevo destino de los aventureros: New York, New York...
    Sigue así.

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  2. A mi también me gusta el nuevo destino.....NY!!
    muchas cosas pueden suceder ahi!!
    Alicia

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  3. Solo he leído éste capítulo y me pareció extraño de si querían a la chica viva dispararan al avión cuando estaban saltando del edificio "Y atravesamos el cristal, cayendo al vacío y esquivando balas por décimas de segundo." Se que es difícil escribir algo que tenga coherencia al ciento por ciento, pero eso solo una acotación, espero no se tome a mal. Ah! Y no se puede atravesar el cristal cuando ya está roto pues parece que lo rompieron.
    Jose.

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Soy el número cuatro

Soy el número cuatro
Me encanta esta peli :)