Megan iba tras su amiga, pero aun así ésta llegó a la casa de Will mucho antes. Tocó la puerta, y quien ella esperaba abrió.
- ¿¡Cómo has podido hacerlo!?-dijo, gritando-.
Will estaba confuso.
- ¿Qué? ¿El qué?-preguntó.
- Sabes perfectamente de lo que hablo, Will. La foto, ¿cuánto te pagaron por ella?
- Te prometo que yo no he hecho nada, Alice, en serio...
- Ah, ¿no? Entonces, ¿podrías explicarme por qué la foto está hecha en tu cuarto?
- ¿Qué? Yo no sé nada de eso. Yo jamás habría hecho algo así, al igual que cualquiera que viva bajo este techo. Todos somos buenas personas.
- Puedes negarlo cuanto quieras, Will, pero nadie más que tú ha podido hacer esto. Sólo tú sabías que vendría aquella noche, y nadie más tuvo la oportunidad. Sabía...-dijo, casi llorando- sabía que algo tan maravilloso no podía ser verdad. Adiós.
- Alice, espera, espera, yo...
Pero Alice se marchó a tal velocidad, que Will no tuvo tiempo de alcanzarla. No comprendía lo sucedido. Alguien tenía que haberse colado en su cuarto y ocultado la cámara, y llevársela una vez hecha la foto. ¿Pero quién?
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