Me abalancé sobre Alec y lo tiré al
suelo.
-Te mataré. ¡Juro que te mataré por
esto! Jamie...
No pude evitarlo. Las lágrimas me resbalaban de los ojos sin control.
-¡Así me gusta! Esto es justo lo que
quería. Esto es precisamente lo que andaba buscando. La vieja Kyla
ha vuelto.
-No, no lo ha hecho- sollocé mientras
me levantaba-.
Intenté tranquilizarme, todavía sin
creerme que acabara de perder a mi mejor amigo. Asesinado ante mis
propios ojos.
-Entiéndelo, Kyla. Siento haber
acabado con Jamie.- por un momento incluso me pareció que estaba
siendo sincero-. Pero era necesario.
-No lo entiendo Alec- dije -. ¿ Por qué
no seguiste por tu cuenta simplemente? ¿ Por qué no seguiste tu
propio camino en lugar de invadir el mío?
-Porque te quiero, Kyla- esta frase me
destrozó por dentro-. Te quiero y te necesito para seguir adelante.
-No me vengas con cuentos, Alec. Puede
que nos lleváramos muy bien en el pasado, puede que significaras
mucho para mí en algún momento, en otros tiempos... y quizás sea
esa la razón por la que no soy capaz de matarte. Pero Jamie... Jamie
me entendía, Alec. Se esforzó por abandonar su antigua vida y no
solo lo consiguió, sino que salvó la mía también.
-Kyla... Por favor, te lo ruego. Vuelve
conmigo. Iremos a donde tú quieras.
-Tú mismo me has traído aquí para
ponerme a prueba. Y yo te digo que no pienso pasar por ella. Y te
pido por favor que te vayas, que me dejes en paz y me dejes vivir
junto Sam, un chico increíble del cual, por cierto, estoy
perdidamente enamorada.
-Ni de coña. No te saldrás con la
tuya Kyla. Te he dado a elegir, y vas a a elegir. O elegiré yo por
ti.
En aquel momento apuntó con su arma
hacia donde estaba Sam.
-¿ Pero qué...?
Pero ya no estaba. Alguien, aprovechando
la distracción de Alec con nuestra conversación, lo había
liberado.
-¡Eh, tú!-gritó una conocida voz
dirigiéndose a Alec-. Fuimos amigos durante más de cien años, me
ofende que ya no recordaras... que mi corazón está en el otro lado, ¡imbécil!
Jamie estaba bien.
- Ah y por cierto soy bastante más
fuerte de lo que piensas.
Dicho esto Jamie golpeó a Alec y lo
tiró al suelo. En aquel momento, Alec se dio cuenta de que la madre
de Sam tampoco estaba.
-Esto no cambia nada, Kyla- dijo
mientras se levantaba.
-Desde luego que cambia algo ¡Lo
cambia todo!
-Kyla...
-No. Sencillamente no me creo que no
recordaras después de más de cien años de amistad en qué lado del
pecho tenía el corazón tu mejor amigo.
-Pues creételo. Ha sido un pequeño
fallo de cálculo, nada más.
- No, seguro que no ha sido eso. No
querías matar a tu mejor amigo y no lo hiciste. Podrías haber
matado a la madre de Sam, pero no lo hiciste, igual que tampoco
querías matarlo a él. Por eso necesitas que yo tome la decisión. Quieres que te detenga, que acabe con tu maldad.
- Eso es absurdo. ¿ Acaso hace falta
que te recuerde cómo asesiné a aquella chica el otro día? ¿ Cómo
la torture y le provoqué tal dolor que incluso estuvo a punto de suplicar su propia muerte?
- Esa es justamente la razón por la
que has montado todo esto. Es como...como un gran grito de socorro. Crees
que has llegado a un punto de no retorno y que solo yo soy capaz de
salvarte.
- Está bien , se acabó. O eliges o te
llevas esta bala de regalo.
- Por encima de mi cadáver- dijo Sam-.
- Como quieras. Que conste que os he
dado tiempo más que suficiente.
Convencido de que no tendría ni la
oportunidad de defenderse, Alec se enfrentó a Sam. Pero sorprendentemente, le paró. Le quitó la pistola y se lanzó sobre
él.
- Digno hijo de un cazavampiros- dijo
Alec-. Eres bueno, pero nunca llegarás a mi nivel.
Alec cogió a Sam y lo lanzó por los
aires. Aterrizó a varios metros de distancia.
- ¡¡¡ Sam!!! grité mientras me
acercaba allí.
- No querías que lo matara ¿eh?- dijo
Alec-. No pensabas que fuera capaz, ¿no? Pues voy a hacerlo.
- No tienes por qué, Alec. Por favor, detente...
- No, Kyla.
- Escúchame, Alec. Sólo por un
momento, demuéstrame que todavía queda en ti algo del chico
que conocí en aquel callejón, hace 109 años.
- Kyla...
Creía que no lo haría, pero se detuvo
a sólo un par de metros de Sam.
- Es cierto, Alec, que has hecho cosas
horribles. Pero yo también las hice, y estoy saliendo adelante. Por
muy convencido que estés de lo contrario, hay vuelta atrás. Siempre
la hay.
- No, no siempre- se giró hacia mí-
Mírame Kyla. Tú misma lo has dicho. Soy un monstruo.
Por un momento parecía que Alec estaba
a punto de llorar.
- No, Alec. No eres un monstruo. Sólo
eres... un hombre que tuvo mala suerte hace algún tiempo. Te dieron
algo que pocos en tu situación habrían sido capaces de controlar.
Pero no es tarde para tratar de hacerlo, Alec. Podemos
intentarlo...juntos.
- No es que no quiera hacerlo, Kyla. Es
que el deseo es tan fuerte...
- Alec, te lo suplico. Dame una
oportunidad. Puedo ayudarte. Ayudarte a cambiar. Sé que hasta ahora
te he dicho lo contrario pero... podríamos reunir el trío.
Podríamos andar juntos, sin hacer daño a nadie más el resto de
nuestra eterna vida vampírica. ¿Qué me dices?
- A mí me parece una buena idea-intervino Jamie-.
- Nadie ha pedido tu opinión, Jamie. Y lo siento, Kyla. De verdad que quiero
intentarlo, pero sencillamente no soy capaz. Nunca lo he sido. Jamás
he sido tan fuerte como tú.
- Podemos arreglarlo.
- Te quiero, Kyla. Siempre te he
admirado. Y no, no quiero perderte...- dijo sollozando. Lo siento tanto... Todo por lo que te hecho pasar...
- No importa, Alec. Saldremos de esta los dos juntos, ¿vale?
- No importa, Alec. Saldremos de esta los dos juntos, ¿vale?
Me acerqué a él, con intención de abrazarle. Pero algo en su interior me lo impidió.
- ¡No! ¡ No te acerques a mí! ¡
Acabaré con esto ahora!- me gritó girándose hacia Sam, el entonces
inconsciente Sam-.
- Alec, por favor. No...
- Alec, por favor. No...
- He dicho que lo sentía mucho. Pero
sigo sin tener opción.
Se separó de mí y antes de que me
diera tiempo a reaccionar acortó las pocas zancadas que le separaban
de Sam. Cuando estaba a tan solo medio segundo de romperle el cuello, sintió un dolor punzante en su pecho. A la altura de su corazón.
En solo unos segundos que parecieron toda
una eternidad, se llevó una mano al pecho, descubriendo la punta de
una bala de madera sobresaliendo de él. Se giró hacia mí, sonrió y con una
mirada agradecida dijo su última palabra.
- Kyla...
Y desapareció. Se convirtió en
millones de motas de polvo. La bala cayó al suelo. Me derrumbé
entre lágrimas y me desplomé. Jamie corrió a abrazarme.
- Kyla... pero qué has hecho.
- Lo siento, Jamie, pero no tenía
opción. Iba a matarlos, lo habría hecho tarde o temprano. Tenía
que detenerlo...- dije, sollozando-.
- Kyla... Has matado a Alec.
- Lo sé, yo...
- No, no me entiendes, Kyla. Has matado a
tu padrino, al vampiro que te convirtió.
Lo abracé con más fuerza. A solo
medio metro de nosotros, Sam seguía inconsciente. Lo sabía.
Atravesé el pecho de Alec totalmente consciente de que, desde el
momento en que muriera y su cuerpo se desintegrara, yo estaría
condenada. No me quedarían más de uno o dos minutos de vida.
- Estaba dispuesta, Jamie. Estaba
dispuesta a sacrificarme. Por Sam, su padre, Marley... La humanidad
ha sufrido mucho nuestra existencia. Por mucho que me duela
admitirlo, el mundo será un lugar mejor cuando yo no esté.
- Por favor Kyla... Sabes que eso no es
cierto. Joder, ojalá pudiéramos volver a los principios de nuestra
amistad, antes de aquella horrible guerra. Con lo fácil que era todo
entonces...
- Lo estoy sintiendo, Jamie. Lo siento
por dentro.
- No...-dijo, dejando escapar sus primeras lágrimas-. Por favor, Kyla... No me dejes
solo. Kyla...
Y era cierto, lo sentía. Entonces
llegó el momento. Perdí el control de mi cuerpo, me caí al suelo
de golpe y noté como todo mi ser empezaba a temblar. Aproveché para
decir una última cosa.
- Por favor- dije, ya casi sin fuerzas-. Dile a Sam que le quiero. Y respecto a ti, Jamie... has sido el mejor
amigo que nadie hubiera podido tener.
- Kyla...¡ Kyla!
Mi vista empezó a nublarse y empecé a oír la voz de Jamie como algo más lejano a cada segundo que pasaba. Cada vez
veía menos claro hasta que, sencillamente, dejé de ver.